El feminismo ha tomado una nueva fuerza en los últimos años. La doctrina y movimiento social pide para la mujer el reconocimiento de capacidades y derechos en igualdad de condiciones frente a los hombres. Con cada paso, busca dejar atrás diferencias que pueden aplicarse en distintas aristas como la educación, acceso al trabajo y otras. Algunos hitos que marcaron el feminismo del siglo XX fueron el derecho a voto y el acceso a la educación superior.
Hoy, la nueva ola del feminismo ha tomado variadas banderas como la libertad de expresión de la mujer, su seguridad, la igualdad salarial, la no discriminación, entre otras. Recordando una época pasada, la escritora Daniela Viviani presentó hace poco su libro «Luisa 1912». En él mezcla ficción con realidad, para describir como hubiese vivido una feminista chilena de la época.
Luisa, la protagonista
Luisa, es una joven que cumplirá pronto los 23 años, y por no estar casada su familia la tildará de solterona. Es un Chile diferente, donde las mujeres ya pueden acceder a la educación superior, pero es algo mal visto.
Y ese, es uno de los anhelos de Luisa, pese a la negativa de su grupo familiar. Luisa, persiguiendo su sueño, se vestirá como un hombre trabajador de clase obrera, para poder recorrer Santiago en libertad, y perseguir su sueño.
«Este iba a ser un libro de amor», nos comenta la autora. «Pero no quise que Luisa perdiera el protagonismo», añade. Viviani relata que «en esa época el feminismo se desarrollaba a puerta cerrada, aún habían temores frente a la familia.
Por ejemplo, se podía estudiar en la Universidad, pero era mal visto». «Te catalogaban como una mujer rara y solterona, era impensable que una mujer pudiese tener familia, estudiar y trabajar al mismo tiempo», agregó.
Aún vive la mujer conservadora entre nosotras
«Hay que pensar que aún en nuestra época hay mujeres que siguen buscando un modelo muy tradicional para su realización. En los sectores conservadores hay muchas personas que aún viven con esa mentalidad del 1900», señaló. Sin embargo, Daniela quería que Luisa fuera diferente.
Para la construcción del texto, tuvo que investigar sobre la historia de la época. Finalmente, eso llevó a que Luisa, en este relato de ficción se cruzara con personajes tan icónicos como Eloisa Díaz, la primera médica chilena, y también con Isabel Le Brun, quien abrió en Santiago en 1875 una escuela secundaria privada a la que podían acceder mujeres.
Heroínas chilenas
Desde dicho liceo, en 1876, Le Brun decidió enviar al Consejo de Admisión de la Universidad de Chile la nominación de una comisión que validara los exámenes de las alumnas de su institución, lo que significó abrir las puertas de la universidad a las mujeres.
Pero el libro no es solo de mujeres. Gracias al apoyo de su tío, y de Victor, la heroína de esta historia rendirá clandestinamente el bachiller que necesita para entrar a la Universidad.
Sobre esto, la autora señaló a Publimetro que «Eulalio y Victor existen en el relato para mostrar que los hombres deben integrarse en esta lucha por la igualdad».
¿Cómo sería una Luisa de hoy? Daniela cree que su personaje «participaría de las manifestaciones públicas, pero sería un personaje conciliador. Sabría que los hombres pueden apoyar a las mujeres en esta lucha y sería una artista. Así, hablaría de feminismo a través de su trabajo, así como yo he podido hacerlo con este libro».