Más frías que beso de marido, que el pasillo de los yogures, que saludo de conserje, en fin, se entiende la idea. Así son las aguas del mar chileno: las más heladas de Sudamérica. Tanto así que en la zona central el termómetro se mueve entre los 15º C y 17º C según especialistas, muy lejos de los 28º C y hasta 30º C que alcanzan playas como Cartagena de Indias u otras del Caribe.
El dato adquiere relevancia sobre todo en verano, época en que, a diferencia de lo que se pudiera creer, la temperatura no aumenta gracias al sol. ¿Por qué? «No hay mucha variación en invierno y en verano por la corriente de Humboldt», explica a Publimetro Lucía Villar, oceanógrafa de la Unab y miembro del instituto alemán de investigación del océano, Geomar.
Explicación científica
Según ella, lo que ocurre es que «viene una corriente circumpolar y al chocar frente a la Isla de Chiloé, se divide en dos ramas: una que va hacia el norte, conocida como la corriente antes descrita, y otra que va al sur, que se llama corriente ‘Cabo de Hornos’. Como viene desde tan al sur, es una masa de agua súper fría que deja la temperatura del mar entre 15º C a 17ºC».
Y sus datos coinciden con los del sitio www.seatemperature.info, especializado en temperaturas de los mares. Según lo consultado ayer, en Viña del Mar hubo 16º C, lo mismo que en Pichilemu, en la Región de O’Higgins. En Constitución, Región del Maule, bajó a 15º C y la misma temperatura se dio en Dichato, en Biobío.
¿Dónde buscar?
Pero entonces, ¿cómo hacerlo entonces para disfrutar de playas más cálidas? La clave está en ir al norte. De hecho, en lugares como Tongoy ayer se alcanzaron 17º C, en Hornitos se llegó a 19º C y Cavancha hasta los 21º C.
¿Por qué? Según Juan Manuel Estrada, director del Centro de Investigaciones Marinas de Quintay, Cimarq y profesor de la Unab, mientras más se arranca del sur, más disminuye el efecto corriente de Humboldt. Pero no basta sólo con eso: hay que considerar la geografía.
«Las bahías cerradas como Tongoy o bien Hornitos, generan un aumento de la temperatura de superficie del mar. Además en estos lugares, con esta geografía, se da el efecto de aguas de residencia mucho mayor. ¿Qué significa? El agua entra y se queda algunos días y después sale», precisa.
Aún así, eso no alcanza para mucho. Un ejemplo: en La Serena ayer se llegó a 17º C. Más cerca del Atlántico, en Porto Alegre en Brasil, hubo 26º C en las aguas de sus ríos.
Somos los mejores en peces
¿Qué beneficios hay de un mar tan frío? «Que son ricas en nutrientes: contribuyen a que tengamos uno de los mares más productivos del mundo. Esas benditas masas de agua fría derivan en que no da lo mismo comerse un pescado de Chile que uno del Caribe», señala Estrada.
Por último, ni el calentamiento global podría ayudarnos. Es más, en los últimos años Estrada ha detectado «un ligero descenso», lo que ha impactado incluso en los frutos del mar.
«Hay invertebrados que necesitan, para poder madurar, dos cosas: alimento y temperatura. Un colega, Pablo Oyarzún, publicó un trabajo sobre choritos en que demuestra que el descenso de esta temperatura hace que se haya desplazado la época de reproducción. Yo dirijo un proyecto para la reproducción de erizos. Nos dimos cuenta que si antes los erizos en Quintay estaban maduros en septiembre, ahora recién están en esa condición en noviembre o diciembre», sentencia Estrada.