Michelle Bolsonaro, brindó un discurso en lenguaje de señas en el que agradeció a los brasileños por la confianza depositada en su marido. La primera dama recordó las dificultades que atravesó su esposo cuando estuvo internado tras un atentado a puñaladas en septiembre y pidió que lo acompañen para transformar el país.
«De forma muy especial me gustaría dirigirme a la comunidad sorda, a las personas con deficiencias y a todos aquellos que se sienten olvidados: serán valorizadas y sus derechos serán respetados», dijo la nueva primera dama de Brasil, de 38 años, que se ha dado a conocer en los últimos meses por su trabajo en favor de los deficientes auditivos.
«Las elecciones le dieron voz a los que no eran escuchados. El ciudadano brasileño quiere seguridad, paz y prosperidad», dijo a través de señas junto a una intérprete durante la ceremonia en Brasilia para la asunción de Jair Bolsonaro como jefe de Estado.
«Estamos todos de un único lado. Juntos alcanzaremos un Brasil próspero, con amor, orden, progreso, paz, educación y libertad para todos», comentó antes de repetir el lema de Jair Bolsonaro: «Brasil por encima de todo y Dios por encima de todos».
De cuna humilde, fue la primera de los tres hermanos en independizarse financieramente al conseguir trabajos como vendedora en un supermercado y pequeños servicios en una empresa de animación de fiestas infantiles.
Cuando tenía 27 años dio un paso adelante y logró un puesto en el Congreso como secretaria. Allí conoció en 2007 al diputado Jair Bolsonaro , 25 años mayor que ella, y quien se convertiría en su esposo.
Michelle señaló que se mantendrá a la sombra de su marido, pero buscará participar en el “mayor número posible de programas sociales”, como ya hicieron algunas de sus antecesoras como Ruth Cardoso, mujer de Fernando Henrique Cardoso; o Sarah Kubitschek, esposa de Juscelino Kubitschek, responsable del traslado de la capital federal del país de Río de Janeiro a Brasilia.