Galaxias, estrellas en formación y planetas habitables. Poco a poco, las incógnitas para descubrir potencial vida en el universo se van dilucidando y Chile, que posee el radiotelescopio más grande del mundo, se hace protagonista de los descubrimientos.
Este miércoles, el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, también conocido como observatorio ALMA, reveló las fotografías con mayor detalle jamás antes vistas de 20 estrellas jóvenes, con el fin de tener un conocimiento más acabado sobre el nacimiento de losplanetas. De esa investigación saldrán 10 artículos científicos que serán publicados en la prestigiosa revista The Astrophysical Journal Letters y, en todas ellas, hay tres chilenas como protagonistas.
Se trata de las astrónomas Laura Pérez, Viviana Guzmán y Myriam Benisty, que formaron parte de los 17 científicos que dieron vida al ambicioso proyecto de largo aliento. «Lo que hicimos fue observar estrellas que estaban en proceso de formación. Se creía que la formación de planetas y estrella ocurre simultáneamente, pero nunca habíamos tenido evidencia ni tampoco lo habíamos visto a ciencia cierta. Y eso es lo que nos entregó ALMA», cuenta Pérez, de la Universidad de Chile.
La astrónoma relata que todas las estrellas bajo el telescopio, que se caracterizan por tener discos protoplanetarios de polvo, al menos contaban con un planeta en formación. Y eso, según ella, daría cuenta de que «la formación de planetas parece ser un proceso bastante común en el universo. Estas nuevas imágenes nos muestras que la huella que dejaría esta transformación planetaria parece estar presente en todas las estrellas».
¿Qué fue lo disruptivo de la investigación? Primero, que el nacimiento de planetas sería tan habitual, que permite aventurarse aún más con cuerpos celestes que potencialmente contengan vida, y, segundo, que estas fotografías se hicieron con una resolución espacial nunca antes conseguida. «Es como si pasáramos de observar el espacio desde la cámara de un celular a un lente profesional de un fotógrafo profesional», explica Pérez.
Los planetas vistos a través de Alma, se parecerían mucho en tamaño a Júpiter, Neptuno y Saturno, y su nacimiento precoz también podría explicar cómo los planetas rocosos de tamaño similar a la Tierra son capaces de evolucionar y crecer, sobreviviendo a una «adolescencia» presuntamente autodestructiva.
¿El siguiente paso? «El futuro gran proyecto que estamos empezando y que es de larga duración, va a estudiar la química de los planetas para ver si los compuestos del Sistema Solar son tan comunes en los otros sistemas que se están formando en la galaxia, porque para ser habitable necesita tener compuestos químicos que sean parecidos a la composición de la Tierra, y que su atmósfera sea hospitalaria, por ejemplo», explica la astrónoma.