México inicia desde este sábado una nueva era bajo del mando de Andrés Manuel López Obrador. el primer presidente de izquierda en la historia reciente de México.
Andrés Manuel López Obrador, es sociable, franco y espontáneo, aunque tal vez demasiado para los mercados financieros, que se han tambaleado antes de su toma de posesión el tesábado.
El presidente de #Mexico dice que durante su gobierno no habrán fraudes electorales ni aumento al precio de la gasolina.
Por mandato del pueblo de México hoy iniciamos la #4taTransformación del país. Será pacífica y ordenada, pero profunda y radical. ¡No más corrupción! ¡No más privilegios! #TomaDeProtesta #PresidenteDeMéxico pic.twitter.com/xzlcUvB5s8
— Gobierno de México (@GobiernoMX) December 1, 2018
López Obrador es el primer presidente desde la Revolución Mexicana que ganó popularidad como líder activista, y ve su llegada al poder como la “cuarta transformación” del país, luego de la independencia mexicana de España, las reformas liberales que acabaron con el dominio de la Iglesia en 1850 y la revolución (1910-1917).
SAdemás, ha sido poco claro en las medidas que adoptará para hacer frente a los cárteles del narcotráfico, secuestradores y extorsionadores que incrementaron la tasa de homicidios en México a niveles históricos.
Frente a los llamados para que los soldados regresen a sus cuarteles y dejen de ejercer de autoridades civiles, el mandatario propuso la creación de una Guardia Nacional bajo control militar para sustituir a las policías federal y militar.
Pero ese proyecto también carece de detalles. «No tiene estrategias de acción, no dice cómo se van a hacer las cosas”, dijo Raúl Benítez, experto en seguridad y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Hasta el momento, sin embargo, López Obrador ha sorprendido con su manejo de la política internacional pese a no tener apenas experiencia en ese campo, y se enfrentó a Trump y a su a veces amenazador lenguaje hacia México.
El nuevo presidente mexicano vuelve a enfatizar su rechazo a la corrupción que está incrustada en el país, pero reitera su intención de transformar a México de manera pacífica.
“Queremos regenerar de verdad la vida pública de Mexico”, dijo. “Si abrimos expedientes, dejaríamos de limitarnos a buscar chivos expiatorios como se ha hecho siempre y tendríamos que empezar por los de mero arriba, como del sector público como privado”.
El combate a la corrupción fue una de sus principales promesas como candidato. El sexenio de su antecesor estuvo plagado de escándalos que involucraron a políticos de diferentes niveles.
“No habría juzgados ni cárceles suficientes, y lo más delicado, lo más serio, meteríamos al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación, y ello nos llevaría a consumir tiempo, energía y recursos que necesitamos para emprender la regeneración verdadera y radical de la vida pública de México”.
Aseguró que a partir de ahora la corrupción será considerada como un delito grave –porque no lo era– y que tanto sus “compañeros de lucha” como su propia familia, podrían ser sometidos al escrutinio público de considerarse necesario.