Si algo es reconocido de México a nivel internacional, sin duda es su riqueza cultural. Sin embargo, esta suele ir mucho más allá de lo que las personas conocen. Tal es el caso de los «muxes», el tercer género que existe en el Istmo de Tehuantepec. En el sur del país, los muxes son respetados e incluso se considera afortunada a aquella familia que tiene un hijo(a) con el tercer sexo. Son parte esencial de la cultura sureña.
PUBLICIDAD
Los muxes, quiénes son y cuál es su lugar en la sociedad del Istmo
Los muxes son, biológicamente, del sexo masculino, pero se visten de mujer. Hay tantos estilos como muxes en el sur: algunos se visten de mujer sólo por las noches, otros lo toman como algo de todo el día, algunos sólo los fines de semana y no faltan aquellos que sí se visten con accesorios de hombre, pero los combinan con accesorios femeninos como bolsos o tacones.
Estas personas no se asumen como mujeres, pues saben que no lo son. Pero tampoco son hombres. Simplemente son muxes y en el Istmo son reconocidos como el tercer género existente. Es algo común por esos rumbos y por increíble que parezca refiriéndonos a un país con una cultura machista recalcitrante, no son discriminados ni mucho menos. Se les trata como a todos los integrantes de los pueblos.
Las leyendas alrededor de los muxes
Se dice que ellos(as) fueron creados(as) cuando se cayeron del bolsillo del patrono de Juchitán, Vicente Ferrer, cuando este pasaba por ahí. Es decir; habrían nacido por la gracia misma de un santo. Otra leyenda cuenta que Ferrer tenía tres bolsitas para plantar: una con semillas femeninas, otra con masculinas y una más en donde ambas se mezclaban. Esta última se le habría caído por completo en Juchitán, y esa sería la razón por la cual hay tantos muxes.
Sin embargo, realmente más allá del hecho de que sean tantos, sucede que en el Istmo los hombres se sienten más seguros de salir del clóset como muxes gracias al respeto que se tiene, a diferencia de otras regiones en donde las cosas no son tan sencillas gracias a la sociedad conservadora.
De hecho, se cree que las familias que tienen un hijo(a) muxe son afortunadas, pues estos no suelen tener parejas estables ni relaciones a largo plazo y su deber es quedarse a cuidar a sus padres cuando estos envejecen, además de ayudarles con las tareas del hogar… para toda su vida. Bueno, quizá esto último no suena tan bonito, pero al final del día hablamos de las costumbres mexicanas en su máxima expresión.
De hecho, los muxes existen desde las épocas prehispánicas, dejando en claro así que esto no es ninguna moda moderna ni mucho menos: siempre ha existido, aunque se ha invisibilizado socialmente.