- Presidenta la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech)
Recientemente se publicó el estudio elaborado por el Foro Económico Mundial y la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, en donde se indica que Chile continúa siendo el líder en América Latina en competitividad. No obstante, en lo que respecta a innovación hay malas noticias. La calificación no es buena y hay puntos muy bajos en temas como capacidad de innovación y adopción de tecnologías de información (TICs).
Dentro del estudio se concluyó, además, que la mayor debilidad está en la capacidad de las empresas para adoptar ideas disruptivas, alcanzando el lugar 82° del ranking, lo cual debería preocuparnos enormemente como país.
Sin embargo, es en este contexto poco esperanzador, que me atrevo a decir que los emprendedores son la luz de esperanza. Cada vez que participo en ferias de emprendimiento e innovación puedo ver un gran potencial por parte de las pymes nacionales. Se realizan excelentes propuestas, se implementan soluciones a problemas reales y prácticos, y lo mejor, es que muchas de estas innovaciones tienen una positiva repercusión en lo que refiere a impacto social.
Entonces, estos números si bien marcan una línea respecto a los puntos que se deben mejorar, también puede ser un nuevo trazado para las instituciones y organismos que componen las empresas nacionales. Es tiempo de comenzar a creer en la innovación abierta para mejorar los puntos débiles y crear una nueva cultura empresarial que se potencie en base la innovación
externalizada.
Es tiempo de comenzar a creer en la innovación abierta para mejorar los puntos débiles y crear una nueva cultura empresarial que se potencie en base la innovación
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Actualmente en Chile existen cerca de 160 espacios de co-work, y colaborativos, en los cuales conviven emprendedores de diferentes áreas. Muchos con ideas disruptivas que pueden ser un gran aporte a empresas de diferentes tamaños. El problema, y gran error, es que la industria tradicional que mueve el escenario empresarial, lo desconoce.
La gran empresa tiene el eterno desafío de innovar y marcar tendencias que la lleven a ser reconocida como líder. Es en ese punto en donde debe abrir su mente y entender que es imposible innovar si están dentro de la caja todo el tiempo. Los emprendedores –por otra parte- en estructuras livianas, y con ingenio, están constantemente creando iniciativas que puedan ser la solución para esta gran empresa. En este punto, instituciones de innovación abierta como el iF Conecta, en donde una gran empresa puede presentar un problema y hacer que varios, pequeños y medianos empresarios, puedan ofrecerles soluciones creativas a dicho problema, sean la solución al problema que tenemos como país.
Si queremos que Chile mejore los resultados del último estudio hay que probar fórmulas diferentes para obtener resultados diferentes. Apostemos por la innovación abierta, apostemos por el talento nacional. Le hace bien a la industria, le hace bien al emprendimiento nacional, y sobre todo, le hace bien al país.