*Este artículo está escrito en primera persona
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Para muchos, la demanda marítima de Bolivia contra Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya significa jueces con pelucas raras y palabras más difíciles que entender que película de cine arte. Sin embargo, hay una fórmula fácil para saber qué está pasando en esa ciudad holandesa: la siempre útil comparación.
Imaginemos que el mar chileno es una bicicleta. Chile tiene la bici, Bolivia no. Chile se la quitó en una guerra hace más de cien años y donde todos los acuerdos quedaron firmados.
Lo que pide Bolivia es que Chile le preste la bicicleta o bien, ser dueño de una parte de esta (acceso al mar con soberanía). Sin embargo, Chile dice que no tiene nada que ofrecer porque la bicicleta la ganamos legítimamente, con soldados que perdieron la vida por ésta.
¿Obligación de negociar?
Durante varios puntos en la historia de Chile y Bolivia, este último insistió tanto en tener acceso marítimo que en varias ocasiones ambos países se han sentado a conversar.
Es como si, tras la insistencia de los andinos, los chilenos hayan escuchado algunas ofertas de parte de Bolivia por la bicicleta. ¿La más cercana? Un acuerdo donde Chile ofrecía mar a cambio de tierra, todo encabezado por los dictadores Hugo Banzer y Augusto Pinochet. El acuerdo se cayó, en parte, porque había que consultarle a Perú.
Tras eso, hubo agendas de conversación -como la de los 13 puntos- pero nunca se llegaba a nada. En derecho internacional, un ofrecimiento constante de parte de las autoridades de un país a otro, generan una «obligación» de cumplir lo ofrecido. Es como si mi jefe, durante todo un semestre, me ofrece todos los meses subirme el sueldo, pero al final no lo hace. Debido a que él es una autoridad y ha prometido algo, después de un tiempo -según los tribunales internacionales- existe la obligación de que me suba el sueldo.
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Lo que dice Bolivia es que Chile ofreció venderle la bici, una, otra y otra vez, pero por distintos motivos, la conversación de cayó. Así, cuando Bolivia se decide a comprarla, Chile ya no está interesado en la transacción. Bolivia entonces acudió a la Corte Internacional de Justicia para decir que Chile tiene la obligación de negociar la venta de esa bicicleta. Todo esto amparado en que los supuestos constantes ofrecimientos de Chile de vender la bici, generan que este compromiso sea cumplido.
Lo que dice Chile es que nunca hubo tales ofertas. Esto porque a juicio de nuestro país, todas las veces que se conversó con Bolivia fue porque este país insistió tanto en querer comprar la bici, que escuchábamos lo que tenían que decir, pero no había un ofrecimiento como tal. A ojos de los chilenos, no existe un ofrecimiento constante, por lo tanto no hay obligación alguna que cumplir.
Escenarios y cómo afectará a Chile
Ante esto, pueden ocurrir tres escenarios:
- Que la corte acepte la tesis de Bolivia y obligue a Chile a negociar con un fin determinado: este es el peor escenario para Chile. Es como que los jueces dijeran que se obliga a nuestro país a negociar con Evo Morales hasta que la bicicleta sea vendida.
- Que la corte llegue a un punto medio y obligue a una negociación: este es el más probable, según los especialistas. Lo que dirían ahí los jueces es que Chile tiene la obligación de sentarse a conversar la posibilidad de vender o arrendar la bicicleta o cualquier otra opción que deje conforme a ambos países. Aquí las posibilidades son amplias: se puede obligar con fechas, sin ellas, con ciertas condiciones, pero no con un resultado. Es decir, es posible que ambos países se sienten a conversar sobre la venta de la bicicleta, pero al final de las conversaciones no lleguen a acuerdo y esta nunca sea vendida. También se puede llegar a un acuerdo de arriendo, de posibilidades de uso y así… las posibilidades son infinitas.
- Que la corte desestime la obligación de negociar que pide Bolivia: este es el mejor escenario para Chile. En términos del ejercicio, esto es como si la corte dijera que Chile nunca tuvo la obligación de vender la bicicleta porque le pertenece a nuestro país y hacemos lo que queramos con ella. Bajo este punto de vista, al ser los «dueños» del mar, hacemos lo que queremos con él.
¿Se puede rechazar el fallo?
Muchos se han preguntado qué pasa si «perdimos» y si acaso es posible hacer caso omiso a lo que digan los jueces. Esta es una posibilidad, pero bastante peligrosa. Chile efectivamente puede no seguir las indicaciones de lo que dicen los magistrados y rechazar su postura, pero esto lo dejaría a nivel internacional como un país «que no cumple» y por lo tanto, podría influir económica, política e incluso, jurídicamente a nivel internacional. Por lo mismo, en ese caso lo más probable es que las autoridades de todas formas hagan caso a la sentencia.
Ahora, si es Bolivia el que pierde y no quiere cumplir los resultados, también puede hacerlo pero los riesgos de llegar a ese punto son tantos, que también es probable que cumplan el acuerdo.
Ninguno de los países puede «apelar» al fallo pues lo que dice La Haya es definitivo.
Por último, tampoco existe la posibilidad que ambos países se declaren la guerra pues ambos tienen firmados tratados que lo impiden.
*Las opiniones vertidas aquí no representan necesariamente el pensamiento de Publimetro