Una calle importante de la capital que posiblemente lleve su nombre y el festival «Mil Guitarras para Vìctor Jara» son parte de la conmemoración de los 45 años de la trágica muerte del artista popular -cantautor, profesor y director de teatro-, salvajemente asesinado en el estadio Chile por agentes de la dictadura militar el 16 de septiembre de 1973.
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El sábado próximo un millar de guitarras resonarán en la Plaza de la Paz de Recoleta en el citado festival, que en esta versión estará dedicado a Canto Libre, el quinto álbum del prolífico intérprete del Derecho de vivir en paz, Te recuerdo Amanda, Manifiesto, Luchín y La plegaria de un labrador, entre tantas otras creaciones.
En tanto, la «Coordinadora una avenida para Víctor Jara», que agrupa a más de veinte organizaciones sociales, presentó una solicitud a la Municipalidad de Estación Central para cambiar la denominación de avenida Ecuador: se trata del tramo entre Alameda y General Velásquez, donde se ubican el Planetario, la Casa Central y el estadio de la Universidad de Santiago, la antigua Universidad Técnica del Estado donde el artista y dirigente comunista trabajaba al momento de su detención.
La iniciativa cuenta con el respaldo del rector de la Usach Juan Manuel Zolezzi, el director de la Fundación Víctor Jara Cristián Galaz, el director del Museo de la Memoria Francisco Estévez y el concejal y presidente de la Comisión de Patrimonio de Estación Central, Felipe Muñoz.
En el plano judicial, durante julio pasado el ministro en visita de la Corte de Apelaciones de Santiago, Miguel Vázquez dictó condena de 18 años de prisión contra nueve oficiales en retiro del Ejército por su responsabilidad en el secuestro y homicidio de Víctor Jara.
Amigo del poeta Pablo Neruda y del presidente Salvador Allende, fue detenido y trasladado al Estadio Chile junto a miles de personas. A primeras horas de la mañana del 16 de septiembre, los habitantes de la población Los Nogales encontraron seis cadáveres que yacían en ordenada fila. Uno de ellos era Víctor Jara y ese terrible Canto Truncado quedó plasmado en el libro de ese nombre escrito por su viuda, Joan Turner.