En menos de una semana, la noticia de que Chile era el tercer país con las tasas de embarque doméstico más cara de la Región terminó en actos concretos. Con una velocidad inusitada, el Gobierno anunció el miércoles que se eliminaría dicho impuesto en un 40% de aquí a 2020. Sin embargo, con la misma celeridad, apareció un fuerte opositor a la medida: la Federación Nacional de Buses (Fenabus).
A las pocas horas de que el ministro de Economía José Ramón Valente diera el anuncio tan aplaudido por el público, Marcos Carter, presidente de Fenabus, señaló que se esa medida “está generando una competencia desleal por parte del gobierno”. Pero, ¿por qué afirman eso?
Cuestión de comunicación
«Nos enteramos de la medida por la prensa», dice Alejandro Montero, jefe de operaciones de Fenabus. La molestia del gremio de los buses es clara, y apunta directamente a cómo se comportó La Moneda antes del anuncio. «Nos tomó bastante de sorpresa el anuncio y fue múltiple, porque Marcos Carter ha estado en reuniones constantemente con el ministro de Economía. Estuvieron reunidos ayer (miércoles), antes de ayer, todo el tiempo, y en ningún minuto le mencionó en absoluto que iba a reducir las tasas de embarque. Obviamente nos sorprendió a todos», dice la autoridad gremial.
Montero cree que la medida afectará directamente a los buses que presten servicios para recorridos de mediana a larga distancia. «Nosotros damos trabajo directo a 80 mil personas, y de manera indirecta a más de 200 mil. He mirado un poco los precios y, por ejemplo, si un pasaje a La Serena en una low cost aparece a dos mil pesos, más la tasa de embarque rebajada a un 40%, el precio final sería de unos 6 mil pesos. A ese precio se nos hará muy difícil competir», afirma Montero, agregando que «aquí se aprecia la voluntad, pero en el fondo se está favoreciendo a las low cost, que no han tenido las mejores opiniones desde que se instalaron».
¿Se podría invocar la figura de competencia desleal? Al respecto, el abogado Nicolás Rojas, Director del Centro de Regulación y Competencia de la Universidad de Chile, lo ve difícil.
«A priori no es posible decirlo porque buses y aerolíneas están sujetas a cargas regulatorias muy distintas. Los costos de desplazamiento, la velocidad con que transportan los pasajeros, la comodidad que entregan, todo es muy distinto (…) Habría que hacer un estudio más acabado», dice el académico.
La ley de competencia desleal, según explica Rojas, viene a lugar cuando un competidor usa medios ilegítimos y contrarios a la buena fe. Bajo esa lógica, las cargas impositivas de uno u otro transporte no vendrían a la discusión. «Sin todos los antecedentes, no creo que sea posible que por una baja de las tarifas que impone el Estado se culpe a una u otra parte», añade.
Emparejar la cancha
Montero entiende que la baja en las tasas de embarques es una «medida que ya está 100% en marcha». Por eso, desde el gremio abogan por un gesto desde La Moneda. «Están expandiendo el aeropuerto de Santiago y hay un plan para modernizar otros 24 en todo el país. Ellos tienen eso mientras nuestros terminales siguen en condiciones precarias y casi peligrosas», opina la autoridad de Fenabus.
«El Gobierno podría ayudarnos en varias formas. Renovamos el parque de buses cada 5 años, podría haber subvenciones, quizá no pagar las internaciones de nuevos buses o tener un free flow por las autopistas», añade Montero. De momento, el gremio de buses ya hizo las gestiones para sentarse a conversar con el Gobierno.