Hace más de 20.000 años, a finales de la era glaciar, quedaron atrapadas reservas de agua dulce en los fondos marinos. El nivel del mar estaba a más de 100 metros de profundidad en comparación al nivel actual. ¿Cómo sucedió este fenómeno? A través de la infiltración de agua proveniente principalmente de lluvias y del deshielo glacial. Se infiltraba en el suelo llenando áreas a nivel freático. Hoy esas reservas yacen bajo nuestro mar.
En los últimos años, el panorama hídrico no ha sido muy auspicioso para nuestro país. Tampoco para el resto del mundo. El calentamiento global y los cambios climáticos han transformado al agua en un recurso muy cotizado.
Pero hay esperanza, científicos de la Universidad Andrés Bello (Unab) se han propuesto paliar este fenómeno mediante un estudio que busca identificar y caracterizar los lechos de agua dulce bajo el subsuelo marino.
Un estudio para evaluar las reservas
A través del estudio «Fresh Groundwater Reserves Beneath Chilean Shelf Area” (Fresca), liderado por el académico de Geología UNAB, Dr. Iván Vargas-Cordero, se evaluará la existencia de estos yacimientos acuíferos de agua dulce alojados en los sedimentos marinos de placa continental a lo largo de Chile Central, costa afuera de Valparaíso e Itata.
El especialista señala que “estos yacimientos de agua dulce o acuíferos son similares a los que se encuentran debajo de la tierra y su salinidad es lo suficientemente baja para convertirla en agua potable. En las costas de Australia, China, Sudáfrica y América del Norte, por ejemplo, ya se han identificado acuíferos de agua dulce, cuyos volúmenes de agua podrían sostener a algunas regiones durante décadas».
«Lo que hace considerar estos yacimientos como una opción para ayudar a reducir el impacto de las sequías y la escasez continental de agua. En ese sentido y teniendo en cuenta el panorama hídrica de nuestro país, consideramos indispensable identificar este tipo de reservas de agua en las costas de Chile”, puntualizó Vargas-Cordero.
Acceso a ellas: una dificultad
Pero acceder a estas reservas de agua no sería tarea sencilla.Una manera de obtenerla es construir una plataforma en el mar y perforar en el lecho marino y la otra, perforar desde el continente o las islas cercanas a los acuíferos. Sin embargo, los expertos aclaran que ambas intervenciones incluyen una gran cantidad de preocupaciones ambientales, incluido el daño del ecosistema y la intrusión salina.
“Esta fuente de agua dulce debe evaluarse y considerarse en términos de costo, sostenibilidad e impacto ambiental frente a otras fuentes de agua, como la desalinización, comparándolos a otras medidas posibles como la desalinización y de llegar a ser explotadas, estas reservas, deberían usarse con moderación, porque una vez que se explotan, no se repondrán hasta que los niveles del mar bajen como ocurrió durante el último máximo glacial”, agregó el geólogo de la UNAB.