«Lo recomendable sería no construir en zonas de riesgo en el borde costero», fue la frase que ambos especialistas consultados reiteraron en varias ocasiones. Pero en un país con un borde costero bastante amplio, y donde varias actividades económicas se desarrollan en torno al mar, la arquitectura ha ido buscando soluciones para otorgar un grado de mayor seguridad en estructuras ante tsunamis.
Isabel Matas, urbanista, arquitecta de la Universidad Católica, y académica de la Universidad Mayor, explicó a Publimetro que sobre estas medidas «lamentablemente vamos aprendiendo sobre la marcha». Precisamente, a raíz de terremotos y tsunamis. «Tenemos una de las mejores normas de construcción en esta materia, pero ésta, se elaboró tras el terremoto de la década de los 80’s», señaló.
¿Pero en qué consisten estas estructuras?
Robinson Fuentes, ingeniero en construcción de la UFSM y co-fundador de Calidad Cloud, explicó que desde su experiencia en la plataforma de construcción «hemos visto cambios interesantes en los proyectos del borde costero».
«Los edificios anti-tsunamis consideran entre 1 a 2 pisos de espacio no habitacional, esto quiere decir espacios comunitarios, estacionamientos o áreas comerciales, que pueden ser de más fácil evacuación», señaló.
Estas zonas por lo general son de gran altura, y construidas con materiales reforzados (hormigón y metal extra).
Según explica el especialista, hay pilares que permiten cortar el oleaje, y los materiales de estas áreas actúan como disipadores. Sobre esta materia, la académica Isabel Matas complementa señalando que «lo importante es que estas estructuras permitan tanto el ingreso de la ola, como el que el agua se recoja hacia el mar».
Costos
Sobre los costos de estas estructuras, Fuentes señala que el costo podría variar entre un 15% y un 22% del total del proyecto, pero «el costo más alto es por considerar que son espacios que se dejan de vender como departamentos». Considerando todo lo anterior, ambos especialistas añaden que hoy existen estudios geológicos que consideran tanto los movimientos telúricos como las zonas de riesgo de tsunami, y el llamado es a evitar la construcción en esas zonas.