Se trata ni más ni menos que del caballito de batalla del Gobierno de Sebastián Piñera el que está en entredicho. La gestión económica, más puntualmente la administración del déficit fiscal, es la que una agencias internacionales cuestionó provocando polémica. Y ahora se sumó otra.
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Todo comenzó cuando la agencia Moody’s bajó la clasificación de riesgo de la nota crediticia de Chile, diciendo, en simples palabras, que la solvencia financiera general del país estaba a la baja. Acto seguido, el ministro de Hacienda Felipe Larraín reaccionó de inmediato. El emplazamiento fue directo al anterior mandato de Michelle Bachelet ya que, dijo, son consecuencias que «Chile está pagando del deterioro fiscal y bajo crecimiento de los últimos cuatro años».
Allí comenzó el embrollo, ya que Ariane Ortiz, analista de la firma, contestó diciendo que la merma fiscal no comenzó con Bachelet, sino que en 2010, cuando Piñera asumió su primera presidencia. «El deterioro lo comenzamos a observar desde 2010 y fue gradual, pero constante y persistente», explicó. Esa fecha coincide, según datos de Moody’s, con un aumento de 15 puntos en la deuda fiscal. «Ahí están los datos», agregó Ortiz.
Al acto, Larraín contestó diciendo que Moody’s se contradecía. Eso, porque su visión no se condice «con la opinión de muchos analistas, sino con lo que ellos mismos opinaron en el pasado, con las mismas manifestaciones de solidez fiscal que emitieron, por ejemplo, el año 2013”.
Segundo golpe a Hacienda
Ahora se trata de una segunda agencia que cree lo mismo que Moody’s: la evaluadora Fitch Ratings. Eso sí, el año clave no sería 2010, sino que 2012. Todd Martínez, uno de sus analistas de la firma, lo explicó: «según las cifras del déficit, el deterioro comenzó en 2012 con la caída en los ingresos del cobre. Si bien la deuda bruta había estado subiendo antes, en buena parte eso reflejaba la recomposición de activos soberanos», afirmó según consigna El Mercurio.
Dicho eso, Martínez hizo la salvedad de que el deterioro fiscal «se aceleró bastante en 2014», año en que asumió Bachelet su segundo mandato.
Paños fríos
Quien iniciara la disputa por la administración fiscal fue el ministro de Economía José Ramón Valente. En marzo, cuando recién corría su tercer día como líder de la cartera, fue el artífice de la primera polémica ministerial de Piñera. «El Gobierno anterior le mintió a todos los chilenos diciendo que las cajas fiscales estaban mucho mejor de lo que realmente estaban», declaró en ese tiempo.
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El motivo fueron 1.100 millones de pesos que Nicolás Eyzaguirre, ministro de Hacienda con Bachelet, no habría considerado en el último balance de déficit fiscal. «Está mal informado», fue la respuesta del secretario de gobierno. Desde aquel día, La Moneda se cuadró con el discurso de mejorar la situación fiscal provocada en el anterior mandato, cuestión que hoy sindica a la actual administración como gestora del problema.
Hoy, no obstante, Larraín prefirió recoger el puño en un foro de Asimet ante la polémica que no cuadra entre dos discursos: cuándo comenzó el problema, versus el período donde se acentuó. «Apuntemos al futuro, apuntemos a lo que tenemos que hacer, más que quedar en esta discusión del pasado», dijo, aunque no desperdició la oportunidad de deslizar la última crítica a las clasificadoras. «Tienen todo el derecho de decir lo que quieran (…) «hay que mirar un poquito lo han sido las declaraciones oficiales y los invito a hacerlo. Pero más que preocuparnos de lo que dice un analista u otro, nosotros estamos centrados el recuperar el crecimiento de la economía y recuperar la condiciones fiscales», cerró.