Fueron las grandes empresas primero, el dinero de los bancos, después, y los datos de las tarjetas de crédito de las personas, por último. Los ataques de hackers en Chile se multiplicaron y lograron capturar la atención del público que a estas alturas se hace una pregunta más que válida, ¿Chile cuenta con las herramientas mínimas para hacer frente a las bandas internacionales de delitos informáticos?.
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Los 1o millones de dólares sustraídos desde el Banco de Chile por una banda en Hong Kong y la divulgación de los datos de 14 mil tarjetas de crédito sentaron la duda en la ciudadanía.
Esta mañana la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF) presentó ante la Fiscalía de Alta Complejidad Oriente la demanda respectiva por quienes resulten responsables de esa filtración, explicando, a su vez, que los bancos “han tomado medidas y esta es una filtración que se produce en una empresa. No sabemos si interna o externa que tenía almacenados todos los datos”, dijo el presidente de la Abif, Segismundo Schulin-Zeuthen, al Diario Financiero.
Sobre la misma, acusó que como país “estamos muy atrasados en la legislación” sobre delitos informáticos, vigente desde 1993. En eso, precisamente, trabaja el Gobierno, que se comprometió a ingresar un proyecto de ley sobre ciberseguridad en agosto. El documento buscará, entre varias cosas, definir nuevos parámetros de sanción y persecución para los delitos informáticos.
Sin embargo, a las vulnerabilidades se suma otro elemento indispensable a la ecuación: la carencia de capital humano.
Un informe de 2017 del grupo Frost & Sullivan demostró un escenario preocupante: para 2020, Latinoamérica tendrá un déficit de profesionales de la ciberseguridad en torno al 67%. En simples palabras, por cada tres puestos de trabajo necesarios para una seguridad robusta en una empresa, la oferta de capital humano solo permitirá cubrir uno.
En el caso concreto de Chile, por lo demás, la situación no es mucho mejor. La Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI) proyecta que para 2019 habrá un 31% de déficit en la cantidad de profesionales de redes en el país, ya sea para trabajar en big data o ciberseguridad. De eso se desprende que 19 mil vacantes de trabajo estarían faltando en la informática chilena.
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La primera piedra
Tradicionalmente, las empresas o instituciones financieras con equipos de ciberseguridad acuden a ingenieros informáticos y expertos en redes. Nada extraño, si hasta inicios del 2018 ninguna casa de estudios impartía carreras relacionadas específicamente a la seguridad informática. La tendencia, sin embargo, la rompió la Universidad Inacap, que en marzo de este año lanzó la «ingeniería en ciberseguridad», la primera de este tipo en Chile.
«Esto nació porque queríamos expandir la oferta para capacitar nuevos profesionales específicamente en el ámbito de la ciberseguridad», dice Marcos Abarzúa, asesor de programas de estudio del Área Informática y de Telecomunicaciones de la Universidad Inacap.
Según cuenta, los antecedentes urgían la medida. «Los ataques de hackers no se resumen a los de las últimas semanas, vienen hace tiempo. En mayo del año pasado hubo un ataque importante a varias empresas grandes y eso de una u otra forma dice que el fenómeno ya es una tendencia. Las tecnologías avanzan más rápido de lo que nosotros lo hacemos», afirma Abarzúa.
En este primer año son cerca de 90 los matriculados en La Serena, Valparaíso, Concepción y Santiago para estudiar la carrera. Sin embargo, desde la universidad estiman que los ruidosos ataques de hackers podrían aumentar la demanda de inscripciones para el próximo año. La carrera tiene una duración de 10 semestres, por lo que en 2022 debería egresar el primer pelotón de profesionales especializados en la seguridad cibernética.
Dentro de las actividades académicas, por ejemplo, los alumnos de cuarto año deberán simular un ataque hacker perpetrado por ellos mismos en un ambiente controlado. Esto para incorporar los modus operandi de las bandas internacionales y comprender las dinámicas de los ataques para corregirlos a tiempo.
Quienes también quisieron seguir la tendencia fue la AIEP, que ya tiene todo listo para abrir las puertas en marzo del próximo año la segunda carrera de ingeniería en ciberseguridad del país.
«Hay menos profesionales de lo que se requiere y necesitamos concientizar tanto a las empresas como a las personas porque nuestra información está en medios que pueden ser vulnerados», cierra el académico.