Investigadores de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, han descubierto que hace dos millones de años Andrómeda engulló a una galaxia hermana, denominada M32, y que en cuatro millones de años más la Vía Láctea puede ser la próxima víctima de su insaciable hambre.
Según la investigación publicada hace algunos días en la revista Nature Astronomy, se concluyó que la Vía Láctea tenía una hermana mayor que fue consumida por Andrómeda, dejando los restos de ella en su halo externo tal como migas después de comer.
De acuerdo a las investigaciones realizadas con el telescopio Hubble, el movimiento relativo entre nuestra galaxia y Andrómeda posee una velocidad tangencial muy pequeña que implicaría una colisión casi directa entre ambas. Sin embargo, estudios efectuados a principio de año demuestran que la velocidad tangencial es mayor lo que implicaría una colisión indirecta, según recoge La Vanguardia.
Considerando esto, se prevé que en cuatro millones de años más el choque no sea como lo pensamos. Dentro de cada galaxia existen estrellas y planetas que están separadas por años luz, lo que significa que su poca densidad implica una fusión en vez de una colisión en sí.
Debido a las características de Andrómeda, se espera una reorganización progresiva que terminará en seis millones de años formando una gigantesca galaxia elíptica que acabará con el Sistema Solar en una región periférica, recoge El País.
Desde hace tiempo se había concluido que una galaxia de grandes dimensiones como Andrómeda; muy probablemente habría logrado su estado actual luego de devorar otras galaxias más pequeñas. Pero realmente no había manera de determinar cuántas vecinas había consumido a lo largo de su vida. La Vía Láctea se puede transformar en su próxima víctima.