Este martes policías y paramilitares nicaraguenses atacaron desde las primeras horas del martes la ciudad de Masaya en el marco de la crisis en Nicaragua entre el gobierno y los civiles que deja cientos de víctimas fatales.
Nicaragua vive su peor crisis en 40 años. Después de meses de protestas casi constantes en Nicaragua, cientos de muertos, en su mayoría civiles, mil heridos, y el presidente Daniel Ortega continúa en el poder.
¿Por qué se originaron las protestas?
Las tensiones se originaron en abril luego de que el gobierno de Ortega anunció unilateralmente recortes al seguro social, que implica un aumento de cuotas a miles de trabajadores y empresas junto con un impuesto del 5% a las pensiones de los jubilados.
Los cambios se revirtieron poco después, pero los estudiantes salieron a las calles y ocuparon la principal universidad del país para pedir la renuncia del presidente y su vicepresidenta, Rosario Murillo. Las manifestaciones y la inestabilidad se extendieron por todo el país tras la violenta reacción policial.
Bandos
Por un lado se encuentran los estudiantes apoyados por los trabajadores, campesinos, empresarios y la opositora Alianza Cívica, quienes piden a través de las protestas en las calles que se adelantes las elecciones fijadas para el 2021.
Del lado del Gobierno de Ortega, quien acusa intervención extranjera para propiciar un «Golpe de Estado suave», se encuentran las fuerzas de orden (policías uniformados y agentes de civil) quienes utilizan la represión y armas de alto calibre para enfrentarse a los manifestantes.
A la vez se fuerzas paramilitares conformadas por policías, ex militares e integrantes de un sector de la base sandinista, acusadas por Organizaciones de Derechos Humanos de actuar apoyados por la policía y con tolerancia del Ejército, recoge Clarín
En medio de ambos se encuentra la Iglesia Católica que está intentando mediar entre los distintos grupos de la sociedad civil y las autoridades. No obstante, en los últimos días los simpatizantes del gobierno han agredido a obispos y sacerdotes acusándolos de defender a los «rebeldes».
Víctimas
La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh) ha contabilizado más de 350 muertos desde el 18 de abril, cuando iniciaron las protestas, pero la Comisión Interamericana de Derechos Humanos registró una cifra de alrededor de 250.
El gobierno, a través de una Comisión de la Verdad, asegura que los fallecidos son más de 200.
El poder de Ortega
De acuerdo con el sociólogo residente en Nicaragua Benjamin Waddell, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas de México, Ortega ha sido la persona más poderosa en Nicaragua por casi 40 años y presidente por 16 de esos años. Mientras no estuvo en funciones presidenciales, de 1990 a 2006, Ortega tuvo control del país de forma efectiva como poderoso delegado sandinista en la Asamblea Nacional.
Aun cuando los sandinistas eran minoría, Ortega lograba detener al país organizando protestas masivas, como lo hizo en innumerables ocasiones entre 1990 y 2006. Y no cabe la menor duda de que esta ironía no escapará a los actuales manifestantes en contra de Ortega.
Ortega fue reelegido en el 2016 para su tercer mandato con el 72% de los votos, pero sólo el 30% de la población de Nicaragua votó en las elecciones presidenciales de ese año, y los partidos de la oposición alegaron que hubo fraude.
El lunes la Asamblea Nacional de Nicaragua, controlada por el gobernante Frente Sandinista, aprobó una ley contra el terrorismo que según denunció la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos podría usarse para criminalizar la protesta.
«El texto es muy vago y permite una amplia interpretación que podría provocar que se incluyera (en la definición de terrorista) a personas que simplemente están ejerciendo su derecho a la protesta», afirmó la oficina del Alto Comisionado en un comunicado.
Rechazo internacional
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay exigen el «cese inmediato a los actos de violencia» en Nicaragua y el «desmantelamiento de los grupos militares».
Por su parte Estados Unidos, a través de su Departamento de Estado, condena la violencia del gobierno contra contra estudiantes, periodistas y miembros del clero en Nicaragua, recoge El País. Y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, exige el fin de la represión.