Cristina Lara Galdames (30) dice que tiene miedo. Desde el sábado pasado estuvo oculta de todos, incluso de su familia, según su versión por miedo a ser encontrada por su ex marido. Un día antes, el viernes, él le habría enviado mensajes de amenaza en donde la amenazaría de que contrataría a otros para que le cortaran las manos o le sacaran los ojos, todo para que ella -que es pintora- no pudiera volver a trabajar. Este martes tomó contacto con su familia, fue hasta la Fiscalía y recibió llamados desde el Ministerio de la Mujer. Pese a ese respaldo, según relata, sigue con temor.
En conversación con Publimetro afirma que su ex marido, J. P. M., sólo recibió la prohibición legal de no acercarse. Para ella, la medida no es suficiente. Por eso, tomó la decisión de ocultarse en dos ciudades distintas desde el sábado pasado. Hoy miércoles, en un lugar que prefiere no revelar, pide que se tomen más medidas en contra de él: lo acusa de ser peligroso. Este es su testimonio.
– ¿Cómo estás? ¿Tienes lesiones físicas que reportar con urgencia?
-Estoy bien, sin lesiones porque las últimas amenazas que me hizo fueron por teléfono. No me ha tocado. Estoy en un lugar seguro ahora. Vino aquí, pero apenas vio a carabineros se arrancó con mi auto. Él siempre lo ha manejado, a mí nunca me ha dejado usar mis cosas, ni mi auto, ni mi contraseñas de redes sociales, del banco, nada. Él manejaba la cuenta RUT hasta la semana pasada, cuando mi papá me acompañó a cambiar las claves. Ahí me dieron la información de que él compraba con el pinpass productos al extranjero.
– La ministra del Ministerio de la Mujer, Isabel Plá, indicó que ya se contactaron con tu familia, que conocen tu caso, ¿es tan así?
– Sí, me citaron para el 26 a dependencias del Sernam. Ese mismo día tengo hora para una asistente social. El martes estuve en la Fiscalía de O’Higgins con mi hermana, mis sobrinos y las sicólogas me atendieron bien. Todo eso después de haber estado escondida en dos ciudades distintas.
– Aún así en redes sociales siguen buscando una manifestación de su parte, ¿qué más se podría hacer en tu caso para ayudarte?
– No sé qué decir pero necesito que hagan algo en contra de mi ex marido. Hay una medida cautelar, que es la prohibición de no acercarse, pero igual molesta. Igual va a la casa de mis papás, sigue molestando, sigue llamando… se tuvieron que llevar hasta los teléfonos de red fija.
– La medida no es suficiente…
– No. Quizás que le pongan tobillera, porque este gallo es muy, muy peligroso. Además, no soy la única mujer a la que amenazan y tampoco la única a la que golpean. Por lo que me decía en los audios, me gritaba ‘tú vas a volver a mí, aunque sean amarrada, cosas así’. Entonces el llamado que hago es que, entre otras cosas, apuren mi divorcio. Hace dos años intenté hacer el cese de convivencia pero la abuela escondía las cartas de las citaciones. En abril pasado me escapé y me fui a la casa de mi familia.
– ¿Hace cuánto tiempo te casaste con él? ¿Cómo la situación llegó hasta a este punto?
– El sábado pasado, el 16 de junio, cumplimos cuatro años de matrimonio. Llegamos a esto porque él me mantenía encerrada en la casa de su abuela, en Rancagua, que es donde vivíamos. Las veces que intentaba escaparme, él me buscaba por toda la ciudad. Todo partió cuando lo conocí a través de Facebook. Al otro día que nos conocimos, ya me estaba pidiendo matrimonio. Yo lo encontré raro, pensé que era broma. Pero después seguimos pololeando. A las dos semanas de eso vinieron amenazas e incluso me tiró gas pimienta en los ojos.
– ¿Qué hiciste después de eso? ¿Hubo denuncias? ¿Por qué siguieron manteniendo una relación?
– Él mide casi dos metros, pesa casi 120 kilos y yo soy pequeña. Él es bastante grande y yo soy chica de estatura, débil. Yo tuve miedo. Estuvimos pololeando 10 meses y después nos casamos. En ese tiempo él me prohibió ver a mi familia y me casé obligada, prácticamente. Durante mucho tiempo él me mantuvo encerrada y en estos últimos años estuve más tiempo encerrada en la casa de su abuela. A él lo avalaban, la tía escondía el pelo que él me sacaba cuando yo intentaba comunicarme con Carabineros. Yo trataba de guardar el pelo como prueba, pero no podía.
– Pero, ¿pudiste llegar a denunciarlo?
– Él estuvo detenido como seis veces por agresión, por los golpes. Seis u ocho. Yo traté de alejarme, pero cada vez que intentaba hacerlo, me seguía y yo no tengo la fuerza suficiente para luchar con él. Ni siquiera me pedía perdón. Me decía que me lo merecía por tratar de escaparme, porque yo le pertenecía.
– ¿Existe material de prueba para que puedas volver a estampar una denuncia en su contra?
– Sí, existen audios donde me dice que va a mandar a cortarme las manos, para que yo no pinte más. También dice que me va a dejar ciega, para que nunca más trabaje. Él es peligroso, intentó tratar de declararme interdicta. Me obligó a ir a la Senadis para que me dieran un carné de discapacidad, pero yo tenía que decir todo lo que él me obligaba para que me declararan enferma mental. Después de eso me mantenía con antipsicóticos, drogada casi todo el día. A veces ni siquiera podía comer porque la comida se me caía de la boca. Usaba quetiapina, risperidona y varias otras cosas. El papá de él es médico y por ahí le sacaba las recetas. Cuando no podía, se hacía amigo de la gente de las farmacias para que le vendieran así no más. La semana pasada fue hasta la casa de mi familia, borracho, con un peluche a decirle a mi papá que yo tenía que seguir con el tratamiento. Pero yo dejé las drogas, porque no estoy enferma.