Han sido días agitados para el ministro de Economía, José Ramón Valente. Sentado en una sala de reuniones del doceavo piso de su ministerio, en pleno Santiago Centro, pregunta qué temas tratará la entrevista antes siquiera de revolver el café con sacarina que le acaban de servir. Acompañado de su asesor comunicacional, la preocupación resulta obvia: el escándalo por el regreso de Julio Ponce-Lerou a Soquimich (SQM) ha opacado los logros de su cartera, como el repunte de la economía general –aplaudido por Sebastián Piñera–, el alza de las inversiones y la baja la inflación que arrojó las últimas mediciones.
¿Le causa ruido que una persona involucrada en el financiamiento irregular de la política esté de vuelta en SQM?
Me parece una imprudencia de parte de la empresa que, dado todo lo que ha pasado, se haya contratado a estas personas [Julio y Eugenio Ponce-Lerou] como asesores. Pero desde el punto de vista legal, hay que recordar que las leyes están para proteger hasta al más desagradable de los ciudadanos. Lo que tenemos que hacer es hacer cumplir estos contratos que tiene Corfo con la minera, y lo vamos a hacer con la mayor diligencia posible.
¿Usted habría permitido que volvieran como asesores?
Siempre es muy difícil mirar la historia por el espejo retrovisor. Yo no sé cuáles eran las cartas que habían sobre la mesa. Obviamente a la luz de lo ocurrido parece absurdo que no se haya incluido una cláusula tan simple como decir «mire, estos señores no pueden volver como asesores». ¿Por qué no se incluyó esa cláusula? Lo que no sabemos es que a lo mejor no se hubiese firmado nunca el contrato con esas condiciones. Eso sólo lo saben los que negociaron, y quienes negociaron fue el gobierno anterior y Eduardo Bitran. Esa historia hay que preguntársela a ellos.
Entonces, ¿no los habría dejado volver a SQM?
Es algo que ya ocurrió. A mí me parece que es imprudente que la compañía los esté contratando hoy día. Ahora, cuando los países se quedan entrampados en este tipo de discusiones, ocurre lo que le pasa a tantos países vecinos que por años fueron ricos en recursos naturales pero que como nunca los explotaron, ahora tienen mucha gente pobre. El contrato tiene unas cosas súper positivas para Chile. Lo que tenemos que hacer es tener la estructura institucional para que se explote el litio y que su riqueza llegue a la gente. Y yo creo que estos contratos lo permiten.
«El contrato tiene unas cosas súper positivas para Chile»
¿De quién fue la culpa de que Ponce-Lerou esté de regreso?
Claramente del gobierno anterior y la persona de Eduardo Bitran, que hizo la negociación. Él tuvo a la vista muchas cosas positivas y otras negativas, y como en toda negociación, él tuvo que balancear los beneficios y los costos, prefiriendo firmar el contrato en las condiciones que permitían la vuelta de los hermanos Ponce como asesores. El gobierno lo jugó de esa forma. Está hecho. No es problema de los abogados ni de la redacción del contrato. Aquí claramente esos temas estuvieron a la vista y se decidió firmar igual. Es la decisión que tomó el gobierno anterior y ellos son los que tienen que responder.
¿Ha conversado con el Presidente Piñera de este tema? ¿Le ha dicho algo?
Conversar directamente con él, no.
¿Le han hecho llegar comentarios o intenciones del Presidente?
No, no. Nada.
“No hay soluciones mágicas” contra los hackers
¿Qué tan grave fue el ataque cibernético que sufrió el Banco de Chile el pasado 24 de mayo?
Es súper grave. Cualquier ataque que sea exitoso, es grave. Pero esto pasa aquí en Chile, le pasa al Pentágono en Estados Unidos, a líneas aéreas, etc. Esto nos llama a redoblar los esfuerzos, a ver si efectivamente estábamos haciendo todo lo necesario, pero tenemos que entender que hay ataques permanentes y que todos los elementos de seguridad de las instituciones están bloqueando esos ataques a diario. El gobierno lo está tomando con seriedad y ya convocó a la mesa de ciberseguridad.
Se habló de que esto es un tema de “seguridad nacional”, de que faltan leyes acorde a los tiempos…
Se ha generado un fenómeno como diciendo «mire, aquí nadie se ha preocupado de este tema». La verdad es que todas estas instituciones grandes sí se han preocupado, y por eso que logran repeler el 99% de los ataques que les hacen.
¿No es necesario que el Estado impulse un protocolo que regule a todas las instituciones ante un eventual ciberataque?
Tiene que haber un protocolo que regule las exigencias, pero no el «cómo hacerlo». Las empresas que están vulnerables tienen que presentar sus planes y ser auditadas. Es muy razonable que la Superintendencia de Bancos tenga protocolos para auditar y que los bancos le expliquen cómo están enfrentando el tema, para que haya cierta tranquilidad.
“No sé si el superintendente podría haber ayudado mucho a que las cosas se solucionen”
¿Qué tranquilidad puede haber cuando el superintendente de bancos dijo que no fue a fiscalizar al Banco de Chile porque «no quería estorbar»?
Uno siempre puede mejorar en estas cosas. Lo importante es que no estemos totalmente desnudos. El hecho de que él vaya genera un acto de presencia. No sé si el superintendente podría haber ayudado mucho a que las cosas se solucionen, pero habría servido para demostrar que el Estado estaba presente.
Pero no fue…
Todos tenemos que aprender con esta situación, pero hay que insistir: no hay soluciones mágicas. Si las hubiese, el Pentágono claramente nunca tendría un hackeo exitoso. Esto es igual que los desastres naturales: si la gente viviera pensando que en cualquier minuto ocurre un terremoto, quizá andaríamos asustados todos los días. Es un tema de cuidado, pero no creo que sea algo para que la gente se apanique [sic] y saque sus platas de los bancos. Lo que tenemos que tener es una estructura robusta para ser capaces de dar una respuesta adecuada a estos ataques en el futuro.