Este martes el kilo de palta Hass elevó sus precios a niveles nunca antes vistos: llegó a costar entre $4.200 y $4.500 en la Vega Central. Una mala señal para los consumidores, sobre todo considerando que ese precio representa 1,6% del sueldo mínimo del país, establecido en $276.000.
En este escenario, se produce una insólita situación: sale más barato comprarla en el extranjero que en el mismo país. Así al menos lo confirma Valery Gálvez Rocha (27) quien trabaja y estudia desde hace un año en Berlín, Alemania.
«Lo más caro que compré la palta chilena aquí fue a 1.79 euros, no más que eso», indica, tomando de referencia el precio de la unidad en el supermercado Aldi. No obstante, hay opciones más baratas: se puede conseguir entre 5 a 6 euros por kilo en el mercado callejero. ¿En plata chilena? Entre $3.649 y $4.379.
Algo similar ocurre en París, Francia, donde Carla Bagú (25) la compra la unidad de Hass a 1.19 euros. «Acá no la venden por kilo», precisa.
En otros mercados el panorama es similar: en Estados Unidos una malla de tres unidades cuesta 5 dólares ($3.118) mientras que en Argentina cada una vale 26,90 pesos trasandinos ($688). Cabe precisar que en estos dos últimos mercados el origen es otro: mexicano o peruano.
Explicación
Para Juan Carlos Sepúlveda, gerente general de Fedefruta, los altos precios se explican porque «la superficie de palta está orientada en su mayoría a la exportación. Hay cerca de 30 mil hectáreas que se cosechan entre septiembre y enero, aunque hay quienes alargan la temporada hasta marzo. Por lo tanto, desde abril a agosto la palta que se produce aquí para el mercado nacional es muy poca».
«¿Qué se hace el resto del año? Se importa de México o Perú. El tema es que los peruanos tienen atrasada su cosecha», agrega Sepúlveda.
Rodrigo Saldias es PhD en economía y director de la Escuela de Negocios de la U. Central. Para él hay otra teoría: «tiene que ver con cuándo fueron amarrados los contratos de compra de palta. La palta que llegó ayer al supermercado de Berlín se negoció con precios de hace meses atrás, no con los de hoy. A eso súmale el traslado, el convoy, retrasos, entre otros».
¿Ir a Mendoza a comprar?
Ir a Mendoza a comprar palta puede sonar absurdo pero para Saldias ese ejercicio, en teoría, podría hasta bajar los precios acá. «Si tú la compras más barata allá y la traes, aquí aumenta la oferta lo que hace caer su costo hasta tener paridad de precio», indica.
No obstante, recalca que en la práctica resulta complicado hacerlo por cuestiones sanitarias. Ello pues el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) sólo permite el ingreso de frutas que se encuentren industrializados, es decir procesados. La clave entonces estaría en realizar algún tipo de tratamiento. Así que atentos, innovadores: a poner ojo ahí.