Se acerca la fase oral de la demanda marítima que presentó Bolivia contra Chile en la Corte Internacional de Justicia y el gobierno de Evo Morales refuerza su maquinaria propagandística, más en un ambiente en que crecen las manifestaciones populares contra una tercera reelección del mandatario, en el poder desde 2006. Las principales ciudades bolivianas, de hecho, vivieron esta semana protestas contra la intención de Morales de seguir en la máxima magistratura hasta 2025.
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En este contexto, las autoridades paceñas trabajan en varios actos y eventos para reforzar un ambiente especial en la previa de la nueva fase del proceso que se sigue en La Haya. A la «bandera más grande del mundo», anunciada por el propio Morales, ahora se suma la teatralización de una peculiar batalla, supuestamente, llevada acabo en la Guerra del Pacífico: el combate de «Canchas Blancas».
Así lo anunció esta semana el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Bolivia, almirante Yamil Borda. «Este acto estará a cargo del Ejército y así recordaremos una de las glorias de nuestras campañas militares”, aseguró el militar en el diario La Razón. El evento, que se efectuará el 23 de marzo, es el acto de cierre de la batería de actividades que contempla el gobierno y las FFAA para los días previos y durante los alegatos orales.
El mayor éxito militar de Bolivia
La historia que presenta el gobierno de Morales sobre este supuesto combate no es sencilla, pues está colmada de teorías conspirativas, traiciones y, sobre todo, muchas dudas. En resumen, se dice que el 12 de noviembre de 1879, una unidad de la 5ª División del ejército boliviano, al mando del general Narciso Campero, se enfrentó con una gigantesca columna del Ejército de Chile que marchaba rumbo a Potosí, en pleno territorio boliviano.
Así lo relata el diario paceño La Razón: «Una de sus unidades, compuesta principalmente por chapacos (oriundos del Departamento boliviano de Tarija), y con el apoyo de indígenas de la zona, se enfrentarán contra una poderosa columna chilena cerca de Canchas Blancas el 12 de noviembre de 1879, logrando la victoria más importante de Bolivia en esta guerra (la del Pacífico), causando 330 muertos a los enemigos. Campero, que desconocía esta heroica acción, recibió fríamente a los victoriosos jefes bolivianos y se encargaría de ocultar la documentación sobre la batalla, casi desconocida hasta no hace mucho».
Según esta historia, el general Campero conspiraba para derrocar al dictador gobernante en Bolivia, Hilarión Daza, quien por esos días se encontraba en Tarapacá con el grueso de las fuerzas militares. Este general habría actuado en alianza con empresarios mineros y su intención era tomar el poder de Bolivia.
En definitiva, la publicación lanzada por el Ministerio de Defensa boliviano el año pasado, que valida la historia de este supuesto combate, habla de una columna del Ejército de Chile de 1.500 soldados aproximadamente, compuesta por varias piezas de artillería, caballería e infantería. Los soldados marchaban rumbo a Potosí para tomar la ciudad, Antes, en la zona de Canchas Blancas, cerca de 500 hombres de los batallones Ayacucho, Chorolque, Tarija y Escuadrón Méndez (todos de la 5ª División), junto a cientos de indigenas, derrotaron a las fuerzas chilenas, causando 330 muertos y más de 400 heridos.
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El gran sustento de la supuesta batalla
El libro del gobierno, que fue lanzado con 5 mil ejemplares, se sustenta en un documento. Las memorias de un coronel que componía la 5ª División del ejército boliviano, llamado Ezequiel Apodaca.
Este coronel relata la batalla así: “A las siete de la noche nuestros vigías vieron la enorme polvareda que levantaba el enemigo, viniéndose con toda franqueza rumbo a la khocha de agua, que era la única de la región y ubicada en la base de la garganta de nuestras posiciones (…) En ese momento vino la orden, se deslizaron silenciosamente los bolivianos y atacaron frontalmente, mientras que los indios ganan la retaguardia del enemigo para caerse sobre sus provisiones y destrozarles la cerca a pedradas aprovechando la noche (…) En este afán llegó la media noche y los chilenos quedaron rechazados, destrozados”.
Apodaca también narra el discurso de un coronel de apellido Villarpando que ofreció a las tropas vencedoras: «¿Soldaditos… queridos hijos míos ( un llanto profundo no lo deja hablar) y sigue: soldaditos, indiecitos queridos, ustedes han salvado a Potosí y la Patria… Lloro de emoción, decía, porque hemos ganado, hemos defendido la Patria”.
Chile apuntaba a frontera paraguayo-argentina
Ante la pregunta natural de qué hacía una columna del Ejército de Chile marchando rumbo al centro de Bolivia, mientras la Guerra del Pacífico se centraba en el litoral, el documento de este coronel Apodaca enarbola una curiosa teoría. Según la publicación de La Razón, «el material incautado y los relatos de los prisioneros —tal como se describe en el diario— prueban la intención de las fuerzas chilenas de llegar más allá de Potosí, e incluso generar tensiones entre Paraguay y Argentina, por lo que no resulta extraño que Chile no iniciara consejo de guerra alguno contra sus oficiales derrotados, y que con la complicidad de sus agentes y la gran minería, interesada en un arreglo rápido con Chile para poder exportar el mineral acumulado, casi toda la documentación de la batalla desapareciera, al extremo de que en páginas de la historia esta batalla no existe, o que en otros relatos, como en Wikipedia, se afirme que se trata de un ‘mito”.
«No existió… No tiene sentido»
Pero qué hay detrás de esta supuesta batalla y por qué el gobierno boliviano la «oficializa» el año pasado sin más antecedentes que un documento de un coronel, más cuando este combate nunca fue confirmado por la propia historiografía boliviana, dado que no existen registros oficiales de un choque de las características que se hablan.
Para el profesor de Historia de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez, Fernando Wilson, este hecho sencillamente nunca existió. «Canchas Blancas no existió. La historia que cuenta el gobierno de Bolivia no tiene sentido y tampoco sustento serio», explica el doctor en Historia a Publimetro.
«Chile se planteó la guerra siempre en el litoral, que era la zona donde estaba el conflicto. Nunca se cruzó la cordillera, más con una división de 1.500 hombres. Para la época esa cantidad de soldados era un tremendo número. Esa fuerza habría significado buena parte de todas las tropas chilenas en el conflicto. Chile no tuvo intenciones de afectar la situación interna de Bolivia. Nuestro accionar sólo se limitó al territorio del litoral», añade Wilson.
El historiador, de hecho, se formula algunas preguntas. «Si ya no tiene sentido la presencia de tal cantidad de soldados chilenos en esa zona, ¿qué pasó con este triunfo? ¿Por qué no quedó ningún vestigio, ni monumentos, ni tumbas? Las fuerzas chilenas marchaban en piezas de artillería, ¿qué pasó con ellas, por qué no fueron usadas por el ejército boliviano en Tacna, tampoco fueron registradas ni figuran en algún museo?».
Wilson en categórico en decir que «para Chile esas tropas de 1.500 soldados no existieron. No tiene sentido» y sobre qué gatilla esta campaña, la respuesta del historiador apunta a la situación interna que vive el presidente Morales.
«Aprovechando que está de moda la posverdad, se plantea esto. La historia de este combate, que no existió, responde a la situación interna que enfrenta la administración de Evo Morales. Después de un buen comienzo, el gobierno de Morales se ha ido desgastando al punto que en un plebiscito fue rechazada una nueva repostulación. El gobierno ahora enfrenta una fuerte resistencia y eso lo vemos en las jornadas de protesta que se están dando esta semana en Bolivia. En este escenario, Morales apuesta por el único elemento que une a todos los bolivianos: el tema del mar. El 23 de marzo celebran el día del litoral (se recuerda la batalla en que Chile toma Calama) y tuvo la suerte de que esa fecha coincide con los alegatos en La Haya. Así que simplemente lo que buscan es sacar el mayor provecho comunicacional».