El presidente de Brasil, Michel Temer, decidió intervenir militarmente las calles de Río de Janeiro para poder controlar la ola de violencia que pesa por la ciudad.
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La intervención, que debe ser aprobada por el Parlamento en un plazo de 10 días, dará a las Fuerzas Armadas el control de las actividades de seguridad del Estado, es decir, las labores tanto de la policía Civil como Militar.
Una serie de robos a mano armada y confrontaciones durante las celebraciones del Carnaval han puesto en relieve la deteriorada situación de seguridad en la ciudad y desatado las alarmas.
De acuerdo con Folha, el encargado de la operación sería el general de Braga Neto y se posiciona como la primera de este tipo desde la aprobación de la Cosntitución de 1988.
Además, se propondrá la creación de un Ministerio de Seguridad Pública que tendrá un carácter extraordinario, lo que implica que entrará en funciones sólo hasta que se solucione la crisis de seguridad pública que se encuentre activa, según el medio brasileño.
Violencia
TV Globo mostró el miércoles videos de tiroteos entre narcotraficantes rivales, de adolescentes golpeando a turistas en áreas consideradas relativamente seguras y de un policía que apenas logró escapar de un ataque de varias personas frente a su casa.
No estábamos preparados. Hubo una falla en los primeros dos días, y luego trajimos refuerzos para la policía. Creo que ha habido un error de nuestra parte”, indicó el gobernador del estado de Río de Janeiro
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El gobernador del estado de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao, reconoció que no estaban preparados y que no hubo suficientes policías disponibles en los primeros dos días del Carnaval, aunque más de 17 mil elementos trabajaron en el estado a diario durante las festividades.
“No estábamos preparados. Hubo una falla en los primeros dos días, y luego trajimos refuerzos para la policía. Creo que ha habido un error de nuestra parte”, indicó Pezao.
Las estadísticas de la celebración que se realizó del viernes al martes todavía no se han dado a conocer. Sin embargo, el gobernador informó que el número de armas de fuego confiscadas por las autoridades fue «increíble».
Río está experimentando un repunte en hechos de violencia, más de un año después de los Juegos Olímpicos de 2016. Días antes del comienzo del Carnaval, pandillas de narcotraficantes rivales bloquearon las principales vías de la ciudad.
El año pasado, Río utilizó casi 12.000 agentes de la policía durante el Carnaval, pero también contó con la ayuda de 9.000 miembros de las fuerzas armadas del país. En esta ocasión no hubo asistencia de las fuerzas federales durante el evento.