Llamativas son las cifras que entrega la V Encuesta de Microemprendimiento (EME) 2017, realizada por el Ministerio de Economía y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que evidencia la calidad del emprendimiento en Chile.
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El sondeo revela que existen alrededor de 1.992.578 microemprendedores, formales o informales, de los cuales el 17% corresponde a empleadores y el 83,0%, a trabajadores por cuenta propia.
El estudio se realiza desde el año 2013 se realiza en formal bianual, tiene como objetivo la caracterización de los microemprendimientos, entendido como aquellas actividades o negocios que cuentan con 10 o menos trabajadores (incluyendo a los dueños), pudiendo ser realizadas por empleadores o por cuenta propia.
Una de las cosas que queda patente es la importante brecha entre hombres y mujeres, ya que ellos lideran 60,8% de los pequeños negocios frente a apenas el 39,2% de ellas. A su vez, del total de microemprendedoras, el 87,3% corresponde a trabajadoras por cuenta propia y solo un 12,7% a empleadoras.
En el caso de los hombres microemprendedores, un 19,7% corresponde a empleadores y un 80,3% a trabajadores por cuenta propia.
En cuanto a las motivaciones para emprender, el 57,9% de las personas microemprendedoras comenzó su negocio por necesidad, mientras que un 30,3% lo hizo porque surgió una oportunidad. Sobre las demás motivaciones, la tradición familiar tuvo más prevalencia en los hombres (11,9%) que en las mujeres (7,8%).
Poca capacitación y ahorro previsional
Parte de la precariedad del microemprendimiento queda en evidencia, por ejemplo, en que del total de las personas que realizan esta activudad, solo un 20,5% ha recibido algún tipo de capacitación dentro de los últimos cinco años para realizar su actividad.
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Entre quienes sí recibieron, el 32,8% la financió gracias a programas de instituciones de Gobierno (excluido Sence, cuya participación es de un 6,6%), mientras que un 30,8% lo hizo con recursos propios. Entre las razones para no haber recibido capacitación predominan no saber dónde acudir (29,9%) y la falta de interés (20,9%).
Otro dato no menor es que el 40% de las personas microemprendedoras realiza cotizaciones por concepto de salud, pero solo el 26,9% cotiza en AFP.
A su vez, un 50,4% de quienes imponen en salud lo hace todos los meses utilizando los ingresos del negocio, mientras el 49,9% de los cotizantes en AFP lo realiza bajo las mismas condiciones.
Del total de microemprendimientos a nivel país, las ramas de actividad económica donde se concentra la mayor cantidad de éstos son Comercio (28,8%), Servicios (24,1%) e Industrias manufactureras (14,6%).
Las ganancias netas generadas por estos microemprendimientos se concentran, principalmente, en los tramos de menores ingresos: mientras el 48,8% genera hasta $257.500 mensuales, solo el 4,2% supera los $2.250.000.
Si consideramos solo a las mujeres, esa diferencia es incluso mayor: el 68,2% obtiene ingresos netos hasta $225.000 mensuales, mientras apenas el 2,6% genera ingresos netos más allá de $2.250.000.
Alta informalidad
En cuanto a la situación de formalidad de los microemprendimientos, el 52,2% son informales, es decir, no ha iniciado actividades en el Servicio de Impuestos Internos, mientras que el 38,2% lo ha hecho como persona natural y un 9,5%, como persona jurídica.
Además, en cuanto a los registros contables que lleva la unidad económica, el 50,2% de los emprendedores señala que su negocio no cuenta con ningún tipo de contabilidad, 33,2% señala que cuenta con una contabilidad completa y el 16,4% lleva la contabilidad por medio de registros personales.
En relación al empleo generado por los microemprendedores, se aprecia que el 67,9% trabaja por cuenta propia sin ayudantes o socios, un 17,0% trabaja como empleador y un 15,1% lo hace por cuenta propia con al menos un ayudante o socio.
A su vez, del total de microemprendedores que se clasifica como empleador, un 37,5% de ellos tiene sólo una persona empleada de manera permanente, mientras que un 37,7% cuenta con tres o más trabajadores permanentes en su negocio.
La mayoría de los microemprendedores cuenta con niveles educacionales básico (28,4%) y medio (43,1%), mientras que el 14,4% posee educación superior completa. En términos de edades, un 49,1% de ellos tiene entre 45 y 64 años, un 18,6% tiene entre 35 y 44 años y el 16,8% tiene 65 o más años.
Al analizar la situación crediticia, se observa que el 76,2% de quienes realizan un microemprendimiento nunca ha solicitado un préstamo o crédito bancario para su negocio. Entre las razones aludidas para no acceder a estos, el 39,1% declaró que no lo necesita y el 21,7% señaló que no les gusta pedirlos.
Al momento de iniciar su actividad, los ahorros o recursos propios fueron la principal fuente de financiamiento del 58,1% de los microemprendedores, mientras el 16,1% señaló utilizar algún tipo de préstamo o crédito bancario como medio principal de financiamiento.
Del total de microemprendedores que emplearon uno o más trabajadores, un 66,5% lo hizo con una mayor prevalencia de acuerdos de palabra, mientras que un 18,2% lo hizo con acuerdos escritos.
Según sexo, el 71,5% de las mujeres microemprendedoras tiene una mayor prevalencia de acuerdos de palabra con sus trabajadores, en tanto que en los hombres dicho grupo representan al 63,9%.
Según la encuesta, las regiones que tienen una mayor proporción de trabajadores por cuenta propia, dentro del total de microemprendedores, son Coquimbo (87,7%), Los Lagos (87,2%) y La Araucanía (86,1%), las que presentan niveles por sobre el promedio nacional. La región con menor proporción de estos trabajadores es Magallanes, con un 63,8%.
En relación a la informalidad de los microemprendimientos, se puede apreciar que las regiones con mayor porcentaje de microemprendedores no inscritos en el SII son La Araucanía (66,4%), Coquimbo (63,0%), Los Ríos (58,8%) y Los Lagos (58,0%). Por otra parte, la Región de Magallanes tiene el menor porcentaje de microemprendedores no registrados ante el SII (32,4%).