Cuando Bernardo O’Higgins firmó la proclamación de la independencia de Chile el 12 de febrero de 1818 jamás pensó que se crearía toda una controversia sobre cuál debiese ser la»verdadera» celebración del bicentenario de la desvinculación del país con la corona española.
Acostumbrados a celebrar las Fiestas Patrias en septiembre, aún muchos siguen cuestionando por qué estas no se celebran el 12 febrero, fecha en la que se firmó el acta de la independencia y que actualmente pasa desapercibida por las vacaciones.
Razones económicas
El profesor de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Los Andes y doctorado en Historia por la Universidad de Texas, Manuel Salas, explica que «Chile era un país rural y febrero era época de cosecha, por lo que se decidió correr la celebración para el 18 de septiembre para no coincidir con las fechas de producción, ya que la remuneración en un mundo rural tiene directa relación con ello».
Por otro lado, el docente afirma que»el 18 de septiembre se celebra el aniversario del primer cabildo abierto, que es el inicio del proceso de emancipación. Si bien el 12 de febrero se firma el acta de la independencia, no era un período propicio para celebraciones».
Razones religiosas
Sin embargo, el escritor y autor de la trilogía “Historia Secreta de Chile”, Jorge Baradit, afirma que el cambio de la celebración de las Fiestas Patrias se debe a criterios religiosos.
«La independencia es en realidad un proceso que abarca más de 15 años lleno de hitos relevantes. No hay un momento definido en que pasamos a ser independiente de golpe. De hecho el proceso completo podría decirse que culmina recién en 1844 cuando España reconoce nuestra independencia, es decir, más de 30 años».
Tal como expresa el escritor, la independencia «originalmente se celebraba el 12 de febrero, el 5 de abril (la batalla de Maipú) y el 18 de septiembre. El 18 fue el inicio del proceso independentista, el 12 de febrero su formalización legal, por decirlo de algún modo; y el 5 de abril su consolidación militar. Dos cayeron en desuso, para disminuir el gasto fiscal y también presiones de la Iglesia porque el 12 de febrero y el 5 de abril a veces coincidían con el inicio de la cuaresma y la semana santa misma. Fue quedando el 18 de septiembre hasta consolidarse a principios del siglo XX como la fecha de celebración».
«Sin duda, me da pena que este bicentenario, tanto o más válido que el de 2010, esté pasando desapercibido. Pareciera que las vacaciones de las instituciones armadas y el cambio de mando de las civiles fueron más fuertes. El 12 de febrero de 1818 se reunieron todas las máximas autoridades del país de entonces junto al pueblo en la Plaza de Armas para proclamar nuestra independencia en un acto oficial. Fue nuestro “matrimonio civil” con la libertad, una fecha que merece mejor destino», agrega el también conductor del programa de CHV Chile Secreto.
Proyecto de ley para reconocer el 12 de febrero
Con el argumento de restablecer la memoria histórica, el senador por la Región de Valparaíso, Francisco Chahúan, afirmó que presentaría en la Sala un proyecto de ley para marcar en el calendario lo que se consideraría por algunos como «el verdadero bicentenario de la independencia de Chile».
Respecto a esta iniciativa el senador argumentó que «hoy esta fecha ha pasado por la más completa indiferencia, sería oportuno que hoy se celebrara el real bicentenario como un ejercicio para restablecer la memoria histórica en miras del país que queremos construir».
Sin embargo, el parlamentario de Renovación Nacional enfatizó en que en ningún caso se estaría hablando de un feriado extra, sino que sólo un marcaje para consignar el 12 de febrero como una fecha importante para el país.
Respecto a esta medida, el historiador y doctor en Ciencia Política, Máximo Quitral, afirma que es «absolutamente atingente lo que se propone porque actualmente existe una confusión tremenda. Es importante no sólo por la tradición, sino que también por el conocimiento de la historia del país». «Sinceramente la gente asocia el 18 de septiembre en pasarlo bien pero no del contexto y proceso histórico que es relevante», el docente de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Chile, agrega.