Uno de los mayores miedos de las personas respecto de los que vienen de otros países es que puedan «quitarles» el trabajo, aunque un informe echaría por tierra ese mito.
PUBLICIDAD
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicaron ayer un informe en el que destacan que los inmigrantes en países en desarrollo no sólo contribuyen a sus economías, sino que además tienen un impacto «insignificante» en la distorsión del mercado laboral.
Las conclusiones se realizaron en base a un análisis en diez países, entre los que se encuentran Argentina, Costa Rica y República Dominicana por Latinoamérica, en el que además se indica que el impacto para las finanzas públicas es limitado, porque de ocho de las naciones analizadas, la recaudación fiscal obtenida por el aporte de las personas extranjeras es superior al gasto generado por las mismas.
Pero ¿qué sucede en Chile? A partir de los datos del INE desde ClapesUC afirman que, pese a ser creciente, la inmigración aún está lejos de perjudicar a los trabajadores chilenos. Concretamente, si en el tercer trimestre de 2015 los trabajadores inmigrantes representaban el 1,6% del total de ocupados, pasó a ser 2% en 2016 y 2,3% en el mismo lapso de 2017.
“Esto está lejos de ser lo que ocurre en países como Estados Unidos o el Reino Unido”, comenta Juan Bravo investigador de ClapesUC.
Qué trabajos ocupan
La clave son los trabajos que llegan a ocupar los extranjeros. El especialista sostiene que ellos tienen una concentración en el segmento de personal de servicio doméstico puertas adentro, representando el 24,3% del total al tercer trimestre de 2017.
“Es clarísimo que las nuevas generaciones de chilenos están cada vez menos disponibles para ejercer ese tipo de empleo”, dice Bravo
PUBLICIDAD
Pero Bravo destaca otra cifra llamativa. Y es que dentro de este tipo de empleo, entre quienes tienen 15 a 34 años, los inmigrantes representan el 72,1%. “Es clarísimo que las nuevas generaciones de chilenos están cada vez menos disponibles para ejercer ese tipo de empleo”.
Respecto del aporte que los venidos de otras latitudes hacen a la economía versus el gastos que generan al Estado chileno, el investigador comenta que no hay estudios para estimar aquello, pero dice que “la evidencia empírica tiende a corroborar que la inmigración genera un impacto positivo en el crecimiento económico. Además, en contextos de envejecimiento de la población la inmigración permite paliar en parte el efecto negativo sobre el empleo y, por ende, en el crecimiento de este proceso demográfico”, apunta.
En su informe, la Ocde y la OIT entregan una serie de recomendaciones para la integración de los migrantes en los países, tales como entregarles formación o facilitarles la creación de empresas.
Para Bravo “hay bastante por hacer”, pero entre las medidas que menciona el “agilizar el reconocimiento de títulos y evitar que los inmigrantes profesionales tengan que desempeñarse en trabajos de baja calificación por motivos burocráticos”. También subraya que “existe un rol de las organizaciones sindicales en integrar a los trabajadores inmigrantes y sus problemáticas, y en particular, vigilar que se respeten los derechos humanos fundamentales”.