Jóvenes que no estudian ni trabajan. Ese es uno de los grandes problemas que viven actualmente cerca de 200.000 hogares en el país, en los cuales viven, al menos, un «Nini».
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Según los datos entregados ayer por el Ministerio de Desarrollo Social en su informe «Atlas de Acción Social», sobre los hogares consignados en el registro social- la comuna que presenta un mayor porcentaje de hogares con uno o más personas de entre 15 y 29 años que no trabaja ni estudia es Cañete con 1.191 familias que incluye al menos uno de ellos (10,6%).
Al respecto, la directora de la Dirección de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Cañete, Marta Arriagada, afirma que este resultado no les llama la atención porque «es una de las comunas más vulnerables del país, ya que existe un alto índice de ruralidad»
«Además, fuentes laborales como forestales han migrado por los conflictos en la zona con parte de la población mapuche de la zona, y acá en la comuna no hay industrias. Por otro lado, hay altos niveles de alcoholismo en los jóvenes, por lo que estamos implementando medidas como la entrega de 60 becas para que los jóvenes preparen su PSU y sigan estudiando en universidades fuera de la comuna«, agrega Arriagada.
A partir del estudio, que consiga la situación de 75 comunas del país, las que representan el 69,1% de la población total nacional según proyecciones del INE para el 2017, la comuna de la Región del Bíobío es seguida por Coquimbo (8,8%), La Pintana, Lo Espejo y Padre Las Casas (8,5%). En tanto, la región que presenta índices más altos en general es Coquimbo.
En tanto, la comuna que menos porcentaje de hogares vulnerables que tienen algún «Nini» es Ñuñoa (3.8%), Punta Arenas y Santiago (4,1%).
Los «Nini» como factor de vulnerabilidad
Al igual que la situación de dependencia de adultos mayores o el nivel de hacinamiento en los hogares, la presencia de jóvenes que no estudien ni trabajen constituye un factor de vulnerabilidad para las familias.
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El sociólogo encargado del proyecto, Nicolás López, afirma que «al igual que otros, este es un factor que aumenta las probabilidades que una familia caiga en la pobreza y plantea una desventaja al acceso de los beneficios tanto para los jóvenes como para el resto de quienes viven en el mismo hogar».
«Existe consenso que una dimensión de la vulnerabilidad tiene que ver con el trabajo formal. Por lo tanto, es posible que en estas cifras se incluyan a jóvenes que trabajan pero que se encuentren informales en el mundo laboral», agrega López.
Dentro de las razones de por qué los jóvenes dejan de estudiar, la especialista de Educación 2020, Nicole Cisternas, afirma que «existen factores tradicionales de por qué los estudiantes desertan de estudiar, como la vulnerabilidad social».
«Sin embargo, hay factores propios del sistema que se relacionan a una crisis en la forma de cómo se enseña, porque no se entrega la motivación de los estudiantes. Esto hace, que el modelo educativo no sea pertinente a la realidad de los jóvenes, lo que se puede acentuar aún más en alguna comuna por sobre otra», agrega Cisternas.
