Sufrir los gritos en el trabajo es una situación que todos han sufrido por lo menos una vez. Puede ser algo casual por ejemplo, cuando el superior está muy agobiado y se ha salido de control, pero si es mucho más frecuente puede traer graves consecuencias al afectado si no lo sabe manejar a tiempo.
“Los gritos pueden ser públicos o privados: el primer caso trae vergüenza y contaminación al lugar de trabajo. El segundo, trae intimidación e incluso un acoso que es difícil de probar. Independiente del caso, que un jefe le grite a un empleado no es menor, por lo tanto, hay que hacerse cargo de esto inmediatamente y no dejar que se siga complejizando el escenario», advierte Lissette Orellana, senior coach de Potencia Laboral, consultora en dedicada a coach de empleabilidad y asesoría profesional.
“Los gritos pueden ser públicos o privados: el primer caso trae vergüenza y contaminación al lugar de trabajo. El segundo, trae intimidación e incluso un acoso que es difícil de probar»
La especialista recalca que de tomar consciencia y arreglar esta situación con prontitud, «puede causar problemas graves tales como enfermedades, bajar nuestro rendimiento o una serie de problemas como insomnio, malestares gastrointestinales, dolores musculares y falta de apetito, cansancio y desgano generalizado, disminución de la autoconfianza, síndromes ansiosos y bajas anímicas”.
Cuando uno está viviendo una situación así, lo primero que se piensa es en renunciar. Sin embargo, antes de lanzarse a la fuga, se pueden probar algunas técnicas que ayudarán a entrenarse para neutralizar situaciones similares que pudieran ocurrir en el futuro.
¿Cómo controlar la situación?
- Lo primero es no aceptar la excusa de que el bajo rendimiento o el mal comportamiento es motivo para los gritos
- Respirar profundamente y tratar de conservar la calma
- Defenderse uno mismo. Frases como “No me grite, por favor”, “¿Me puede explicar por qué me grita? ¿Qué quiere de mí?”, “¿Qué me quería decir, mientras estaba gritando que no servía para nada?
- Prestar atención a lo que el jefe dice cuando grita, analizando si realmente hay un problema objetivo. Si hace ataques personales o exigencias poco razonables, es una señal de alerta
- Si hay un bloqueo emocional que paraliza y no se logra decir nada: lo mejor es buscar ayuda profesional, como talleres de autoconocimiento, autoestima, asertividad y demarcación de límites.
Por otro lado, antes de decidir tomar la vía legal, es necesario pensarlo muy bien, con pruebas suficientes y cuidando que la acción no sea un efecto “boomerang”. Es recomendable consultar con un abogado para tener todos los flancos cubiertos y estar dispuesto a cambiar de empleo si la situación empeora mientras avanza la denuncia.