México, con un 17,2% del PIB, y Chile, con un 20,4%, siguieron un año más en la cola de la lista de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) que menos recauda impuestos en comparación con su Producto Interno Bruto (PIB).
Este dato se da pese a que el peso de la fiscalidad siguió aumentando en 2016 en la entidad, como ocurre de forma ininterrumpida desde 2009, para representar un 34,3% del (PIB), el récord de la serie histórica desde 1965, según estudio sobre la recaudación de impuestos publicado este jueves.
Nuestro país se ubica por detrás de Turquía (25,5%) y Estados Unidos (26%). Asimismo, México fue uno de los que mayor incremento experimentó entre 2007 y 2016.
Durante esos ocho años, donde más creció en términos relativos el peso de los impuestos fue en Grecia (7,4 puntos porcentuales hasta el 38,6% del PIB, en gran medida por el hundimiento económico del país a causa de la crisis.
A continuación venían, con subidas superiores a tres puntos porcentuales, Estonia (al 34,7 %), e país azteca (al 17,2%) y Eslovaquia (32,7 %).
En tanto, el pasado año los estados con mayor fiscalidad del conocido como el «club del mundo desarrollado» fueron Dinamarca (45,9% del PIB, como en 2015), Francia 45,3%, tres décimas más), Bélgica (44,2%, seis décimas menos), Finlandia (44,1%, cuatro décimas más), Suecia (44,1%, ocho décimas más) e Italia (42,9%, cuatro décimas menos).
En tanto, los descensos más pronunciados se dieron en Austria (un punto porcentual, al 42,7 %) y en Nueva Zelanda (nueve décimas al 32,1 %).
Desde la víspera del estallido de la crisis en 2007 y hasta 2016, donde más cayó el peso de los impuestos fue en Irlanda (7,4 puntos porcentuales, al 23%) y en Noruega (4,1 puntos al 38%).
Los autores del estudio atribuyeron el alza histórica promedio de la organización a la necesaria financiación de un sector público que ha ido incorporando nuevos servicios y prestaciones en este tiempo.
Si se observan las fuentes de recaudación, en 2015 se situaron en cabeza las contribuciones sociales (25,8% del total), el impuesto sobre la renta (24,4%) el impuesto sobre el valor añadido (IVA, 20%) y otras tasas sobre el consumo (12,4%).
El impuesto de sociedades representó un 8,9%, los impuestos sobre la propiedad un 5,8% y el resto de las tasas un 2,7%.
En nueve países, el impuesto sobre la renta supuso más del 40% del total: Australia, Canadá, Dinamarca (el máximo, un 55,2 %), Islandia, Irlanda, México, Nueva Zelanda, Suiza y Estados Unidos.
En el otro extremo, este gravamen ni siquiera llegaba al 10% de recaudación ni en Eslovaquia (9,7 %) ni en Chile (9,8 %).
A su vez, las cotizaciones sociales significaban más de un tercio de la recaudación en la República Checa (43,1 %), Eslovaquia (42,7 %), Eslovenia (39,7 %), Japón (39,4 %), Polonia (38,5 %), Holanda (37,8 %), España (33,8 %), Austria (33,6 %) y Estonia (33,4 %).
Por su parte, no existían en Australia ni en Nueva Zelanda, ni casi en Dinamarca (0,1 %), y apenas contaban un 6,9 % en Chile y un 9,8 % en Islandia.
En cuanto a lo que se recauda por IVA, inexistente en Estados Unidos, en el resto de los países se movía en una horquilla que iba del 12,4% de los ingresos fiscales en Suiza, del 13% en Australia, del 13,2% en Canadá y del 13,7% en Japón, hasta el 40,8% en Chile, el 29,7 % en Nueva Zelanda, el 27,3 % en Estonia y el 26,5 % en Letonia.