Fueron 23 las candidatas que desfilaron por la pasarela en la búsqueda de la corona como parte del Miss Perú 2018. Lucieron sus vestidos de gala, trajes de baño y respondieron las preguntas realizadas por el jurado, pero este año hubo una novedad, y es que las postulantes, en vez de decir sus medidas físicas, dieron cifras de feminicidio y violencia contra las mujeres en el Perú, cambiando así el tono del certamen para darle una imagen más sensible y consciente de la realidad de la sociedad.
«Soy Diana Rengifo, de Ucayali, y más de 300 mujeres en mi departamento son agredidas física y psicológicamente», dijo una de las candidatas en una dinámica que repitirían luego todas las demás participantes.
«Mis medidas son: Más del 25% de niñas y adolescentes son abusadas en su centro educativo», dijo una candidata, mientras la siguiente señalaba «Mis medidas son el 19% de niñas de 0 a 5 años son abusadas sexualmente por su padres».
El tema de la violencia contra la mujer estuvo más presente que nunca, teniendo en cuenta que el país registró en el primer semestre del año 59 feminicidios, según cifras del gobierno. En 2016 hubo más de un centenar de casos y 222 intentos de asesinato de mujeres. Cifras oficiales reportan un alza del 13% en los casos de feminicidio en el último año en Perú.
Luego de que las candidatas dieran datos de violencia de género, desfilaron en traje de baño mientras se proyectaron portadas y recortes periodísticos sobre el tema, entre ellas las de la campaña #UnidosPorTodas.
«Son bellas y empoderadas… que buenos que las misses busquen otro tipo de imagen…Estoy viva gracias a Dios y tengo la misión de seguir luchando contra la violencia hacia la mujer», dijo la modelo peruana Lady Guillén, víctima de la violencia de una ex pareja. Su rostro golpead, que fue portada del diario Perú 21 el 20 de julio de 2016, también apareció en el certamen.
Cuando fue el turno del desfile en traje de baño, Jessica Newton, organizadora del certamen, dio un mensaje en el que destacó que las mujeres son libres de actuar y vestir como deseen y que no por ello alguien puede sentirse en derecho de faltarse el respeto, “etiquetarlas” y mucho menos “tocarlas”.