Que Chile se iba a acabar entre el 28 de septiembre y el 8 de octubre por un terremoto de magnitud 10. Así de alarmista es el audio que desde el lunes comenzó a viralizarse por Whatsapp. El archivo simula una conversación telefónica entre un supuesto trabajador de una central de monitoreos de sismos llamado «Gus», una vidente que se identifica como «Cecilia» y «Alejandro», un anónimo personaje. En ocho minutos decían que el evento sería devastador, que sería a 400 metros de profundidad y que ocurriría cerca de Valparaíso. Pero todo es falso.
Así lo afirmó a Publimetro el subdirector del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, Mario Pardo. «Es imposible. No se puede hacer un pronóstico en el tiempo» y, de hecho, negó que alguno de los trabajadores de este organismo haya sido el protagonista de esta conversación. «Toda nuestra información es pública», añadió.
Efectos familiares y laborales
¿Pero saben todos que este audio no constituye una verdad? ¿Qué efectos tienen estas informaciones falsas que se difunden como si fueran verdaderas entre la población?
«Es tremendamente nocivo», responde Cristóbal Schilling, psicólogo clínico y director del Centro de Hipnosis Clínica. «Uno de los impulsos más básicos de cualquier ser humano es la necesidad de salvar su vida. Por lo tanto, este tipo de situaciones lo único que hace es incrementar la angustia y la ansiedad por parte de las personas ante un fenómeno que no es posible predecir, como es el caso de los temblores», explica.
«Hay gente que incluso puede quedar en una situación de inoperancia laboral y hasta familiar, dado que el pánico a que esto suceda y que pueda afectar a su vida o a su entorno va a generar niveles de ansiedad enorme», advierte.
«Con la llegada de estos audios la persona va a sentir que su vida corre riesgo durante esas fechas en Chile, y si no llega a ocurrir, sigue aumentando la incertidumbre porque el individuo sigue preguntándose en qué momento sucederá o llegará la tragedia». Para el experto, este aspecto sería uno de los más graves.
Schilling precisa que el pavor hasta podría derivar en efectos psicosomáticos. «Este tipo de información no solo afecta a las personas en su psiquis, pues también se generan respuestas a nivel fisiológico. No sería raro ver aumentos importantes de colon irritable y ciertas enfermedades que pueden tener origen psicosomático, como asmas bronquiales, taquicardias y un sinnúmero de situaciones en las cuales el cuerpo también reacciona», aclara.
Punto de vista legal
¿Qué pasa desde el punto de vista legal? La legislación chilena tiene una glosa específica para los casos de «falsa alarma». Se trata del artículo 268 bis del Código Penal que dice que «el que diere falsa alarma de incendio, emergencia o calamidad pública a los Cuerpos de Bomberos u otros servicios de utilidad pública, incurrirá en la pena de reclusión menor en su grado mínimo»
Sin embargo, para que ello ocurra debe haber primero una denuncia. Eso precisamente fue lo que ocurrió en enero de este año, cuando en plena época de incendios forestales empezó a circular en Twitter que un supuesto grupo de «terroristas» iba a aplicar la «Operación Tormenta de Fuego» en los bosques nacionales. En esa ocasión también se generó caos colectivo y tras varias denuncias, fue la PDI la que empezó a investigar el origen del rumor, para hacer cumplir la ley.
En la ocasión del temblor, el caso es distinto: desde la misma PDI indicaron a Publimetro que no se han recibido denuncias por este caso.
Por lo mismo, no resulta extraño que el audio sigue dando vueltas en las redes sociales. En ese sentido el llamado de los especialistas es a informarse por canales serios y corroborar siempre lo que aparece en las redes sociales. Porque si no lo hace, de seguro todo se va a convertir en un verdadero desastre.
