En las últimas décadas, el aumento de temperaturas y la disminución de las precipitaciones ha impactado la flora de las zonas de alta montaña, adaptadas a condiciones extremas de frío y humedad.
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Frente a ese escenario, el ministerio del Medio Ambiente está trabajando en el proyecto del «Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) de Protección de Corredores Biológicos de Montaña del Ecosistema Mediterráneo de Chile». Con esto, Chile ingresará a la red mundial de monitoreo de altas cumbres.
Selección in-situ
Actualmente, este GEF se encuentra en etapa de selección de cuatro cimas para establecer el primer Sitio GLORIA-ANDES, para evaluar el impacto del cambio climático sobre la biodiversidad de alta montaña de la tierra a través de estudios de largo plazo.
El ministro del Medio Ambiente Marcelo Mena, destacó las estaciones GLORIA, pues permiten evaluar los impactos ecológicos del cambio climático a través de observaciones de largo plazo.
“Es la puesta en marcha de una red mundial de zonas piloto, que serán eficaces para observar in situ las comunidades terrestres en áreas de montaña; ecosistemas alpinos, que cumplen con los requisitos de ser un buen objeto de estudio ya que existen en todos los continentes y están condicionados principalmente por las bajas temperaturas y se espera que respondan tempranamente al calentamiento climático”, explicó la autoridad ambiental.
¿Qué es un sitio GLORIA?
La sigla significa “Global Observation Research Initiative in Alpine Environments” o “Iniciativa para la Investigación y el Seguimiento Global de los Ambientes Alpinos”. La red GLORIA permite monitorear y cuantificar esta “deuda de extinción”.
Los primeros 18 sitios GLORIA alrededor del mundo se instalaron el 2001 y para el 2014 ya existían más de 115 sitios en distintos continentes. A su vez, la iniciativa quiere promover la actividad productiva que sustentan y busca mejorar el conocimiento de esta naturaleza y lo que está pasando con ella. De esta manera, la idea es alcanzar ambiciosas metas trabajando en conjunto a instituciones públicas, el mundo académico, privados, ONG y comunidad que habita las montañas.
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Líneas de acción
El proyecto GEF Montaña, trabaja en tres líneas de acción. La primera de levantamiento y recopilación de información de biodiversidad, la que se entregará a distintas municipalidades para ayudarles en su gestión territorial ambiental, que es la segunda línea de acción. La tercera se relaciona con la promoción de buenas prácticas de producción sustentables en territorios de montaña.
A su vez, permitirá levantar información de la vegetación a través de un esfuerzo en terreno inédito, de 800 puntos. Todo esto para caracterizar, describir y estudiar los ecosistemas mediterráneos del área del proyecto. Será fundamental, el monitoreo ecológico en dos pilotos en la zona del proyecto, paralelo a la realización de un monitoreo de conectividad de corredores biológicos entre la Cordillera de los Andes y Cordillera de la Costa.
Piloto
En otras materias, a la fecha se trabaja en incentivar la creación de un piloto para implementar un distrito de conservación de suelos, aguas y bosques en la comuna de San José de Maipo. El proyecto está implementando pilotos de restauración ecológica en sitios quemados por los incendios en el verano pasado: en las zonas del Santuario de la Naturaleza Quebrada de la Plata, en la comuna de Maipú, Quebrada del Agua en la comuna de Paine y otro en la V región.
Para Robert Erath, coordinador regional de ONU medio ambiente para América Latina del GEF, este proyecto en Chile «se trata de una iniciativa horizontal, porque cumple con un desafío que no es solamente mirar la conservación de las áreas protegidas hacia dentro, sino que hacia afuera en interacción con la gente”.
Por su parte, José Dallo también de ONU Ambiente, considera que se trata de un esfuerzo de expandir ese trabajo alineado con las metas acordadas internacionalmente de AICHI. “De esta manera no tendríamos que ver las montañas ni los océanos por separado. Es más, gran parte de los problemas de contaminación de los océanos vienen de lo que hacemos aquí en la Tierra».
«De alguna manera hay un ciclo al cual tenemos que estar consciente. En el caso de Chile, la apuesta por su riqueza natural es una apuesta de un desarrollo y una economía del siglo XXI, y es aquí donde probablemente vamos a encontrar muchos espacios de ventajas comparativas y competitivas en el futuro”, afirmó.