Según la última encuesta Casen de 2015, el nivel de pobreza alcanza el 11,7%. Es decir, alrededor de 2 millones 481 mil personas viven en Chile con menos de 151.669 pesos.
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Sin embargo, un estudio de la Fundación SOL hizo una serie de simulaciones que darían cuenta que serían más los chilenos los que viven bajo esa delgada línea y qué tan efectivos son los salarios en Chile para superarla.
De acuerdo a los datos presentados en el informe “Pobreza y fragilidad del modelo”, si por ejemplo se descartan los subsidios y transferencias que entrega el Estado, la cantidad de personas pobres sube a 15,8%.
«Es casi un 40% de aumento en la cifra oficial de pobreza, lo que da cuenta justamente de que es muy frágil el modelo chileno, en tanto, muchas personas pueden superar la línea de la pobreza a través de subsidios estatales. Entonces, cuando uno testea cuán sostenible es el modelo de un país y el crecimiento que ha generado un país tiene que ir justamente con los ingresos que autónomamente pueden generar las familias y esa es la principal luz de alerta que queremos encender con el estudio», comenta Marco Kremerman, investigador de la Fundación SOL.
Contrastando esta visión, Juan Bravo, economista de Clapes UC, dice no estar de acuerdo con que esto demuestra la debilidad del «modelo económico». A su juicio, la caída en los niveles de pobreza se han reducido y ello “ha ido aparejado también con una disminución de los grupos que superan ligeramente la pobreza y aumento de personas con ingresos medios”.
Es más, opina que el rol de los subsidios en la reducción de la pobreza “es precisamente lo que buscamos, ya que revela que el gasto (fiscal) tiene una focalización razonable y está llegando justamente a quienes más lo necesitan”.
Asimismo, subraya que para seguir avanzando se necesita crecer «y no sé cuál es el modelo que plantean ellos que permitiría crecer más» y añade que «la falla es que aún existe pobreza y personas muy cerca del umbral de la pobreza».
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Otro ítem considerado para la simulación es un punto de la encuesta Casen llamado «alquiler imputado». Kremerman reconoce que lo que hace la metodología de la medición de la pobreza, usada por cierto en otros países, es algo que se recomienda internacionalmente.
“Esto significa que al monto de sus ingresos se suma el valor del ‘arriendo’ que están dejando de pagar. Por ejemplo, un hogar de 4 personas que genera ingresos mensuales por $150.000 y al cual se le imputa un alquiler de $300.000, dado que este es el valor promedio de la vivienda en la zona donde habitan, no estaría en situación de pobreza ya que se le calcula un ingreso de $450.000”, señala Gonzalo Durán, investigador de Fundación SOL y también autor del estudio.
En cambio, Bravo, ratifica que este es un mecanismo que es legítimo para, de alguna manera, poder medir de manera equiparada a las familias y así establecer sus niveles de recursos y confirma que está validado internacionalmente.
Con ese parámetro, sumado a los subsidios estatales, los cálculos de este informe indican que la pobreza en Chile llegaría hasta el 26,9%, pasando de los oficiales 2.046.404 a los 4.719.633 personas, es decir 15,2 puntos porcentuales mayor a la cifra oficial.
Comer sano como factor de pobreza
Sin embargo, donde la simulación provoca que la tasa de dispare es respecto de los alimentos. La encuesta Casen considera una canasta básica de alimentos, empleada para la determinación de las líneas de pobreza.
Para esta estimación del informe de la Fundación se consideró que su valor es de $32.239. Sin embargo, la entidad usó la Canasta Alimentaria de Calidad, indicador elaborado por el Ministerio de Salud (Minsal), con apoyo de la Cepal y la Organización Panamericana de la Salud.
A diferencia de la otra, ésta incluye más verduras y frutas, pero a un costo 36,1% mayor ($43.872). De esta manera, el reporte apunta a que si sólo considerásemos los ingresos autónomos de las familias (sin subsidios estatales por ejemplo), las que estarían bajo la línea de la pobreza sería el 41,6%.
«Lo que hace el Ministerio de Salud es proponer una canasta alimentaria de calidad, que considera una dieta más balanceada, que aporte más nutrientes y es por ello que se llega a un valor más alto, no tanto, pero en relación a la realidad chilena sí termina generando que si lo unimos a las medición de ingresos autónomos, más una canasta alimenticia de calidad, ahí tenemos cerca de 7 millones 300 mil personas en pobreza en Chile», afirma Kremerman.
En base a estas y las cifras anteriores, el economista indica que el objetivo de este estudio revelar que esa idea de que el modelo chileno ha sido exitoso en reducir la pobreza «es una media verdad». Añade que si se considera al componente del alquiler imputado, los subsidios y una canasta alimenticia que es muy básica permite decir que en Chile queda muy poca pobreza, «nosotros decimos que eso no es la realidad completa. Hay muchas familias que están en situación de pobreza o vulnerabilidad o que están al borde de la línea de la pobreza».