Este fin de semana 190 mil trabajadores regidos por el Código del Trabajo despertaron sonrientes. ¿La razón? El salario mínimo que recibirán todos los meses subió 6 mil pesos. Con este aumento, se concretó la tercera alza estipulada en la ley de junio del año pasado que reajusta el sueldo mínimo cada 6 meses siendo el último el 1 de enero de 2018.
Si ayer ellos ganaban $264 mil, hoy tienen $270. Este aumento, sin embargo, no es algo nuevo. Resulta que en el año 2007 el sueldo más bajo era de $144 mil, y hoy, 10 años después, la cifra ha aumentado $126 mil.
Pero, ¿cuánto afecta al bolsillo este aumento? ¿podría ser más?
Conversamos con economistas, presidentes de sindicatos y políticos. Acá sus respuestas:
Cristian Echeverría, Director Centro Estudios en Economía y Negocios de la Univerdiad Diego Portales:
«En Chile el aumento del salario mínimo afecta al 20% de la población de más bajos ingresos. Los cálculos que nosotros hemos hechos dicen que la inflación justamente afecta mayoritariamente a este grupo. Esto se explica porque son quienes más productos consumen de la canasta básica familiar. Es decir, tienen más plata para poder comprar productos que son más caros».
Alejandro Urzúa, economista universidad Andrés Bello:
«El aumento del salario mínimo está acorde a lo que dicta el mercado, y su reajuste permite recuperar nuestro poder adquisitivo, ya que con el paso del tiempo la plata va perdiendo su poder de compra. Ahora, también hay que poner el ojo en la producción. Si somos más productivos eso traerá como consecuencia mejores salarios».
Osvaldo Andrade, presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados:
«Este aumento va acorde a lo pre establecido. Ahora, siempre he pensado que podemos hacer un esfuerzo más fuerte, tener una conducta más pro activa en esta materia. Eso es algo que se puede hacer, muchos critican estas ideas argumentando que afecta a las pymes, dicen que son un 70%. Eso es mentira, son un 44%, y al final el sueldo mínimo afecta a las personas de más bajos recursos».
Ruth Olate, presidenta de la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadoras de Casa Particular de Chile:
«Fue lo que se negoció, es un aumento pequeño, que sí, sirve, pero sigue siendo una verguenza. Hoy una familia no vive con esa plata, ¿cómo vamos a pagar luz, agua, educación, y comida? No alcanza. Con $350 mil recién podemos hablar de un sueldo digno, pero por ahora tendremos que seguir esperando para una nueva negociación. Aunque estoy contenta porque mis compañeras tendrán unos pesitos extras para movilizarse».
