Este jueves las tropas iraquíes tomaron las ruinas de la mezquita de Al Nuri, volada por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) y donde hace justo tres años el líder de los yihadistas, Abu Bakr al Bagdadi, proclamó el califato.
Una «liberación» que se suma a las de las áreas de Hadret al Sada y Al Ahmadiya, en el interior del casco antiguo de la ciudad de Mosul, donde todavía resisten los yihadistas. Mosul cuenta los últimos días para ser retomada por completo por las fuerzas iraquíes.
El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, ultima todos los detalles para terminar la ofensiva que liberará definitivamente la ciudad de Mosul, al norte del país, del dominio del EI. Una liberación que, de producirse, llegaría tres años después de que los yihadistas ocuparan la ciudad.
El objetivo de la última fase de la ofensiva iraquí es recuperar en su totalidad el casco antiguo de la urbe, ubicado en la orilla oeste del río Tigris y que es el último reducto de los extremistas en la ciudad.
Una operación complicada por la resistencia que siguen mostrando los combatientes del EI en la zona, a lo que hay que sumar la dificultad que supone para las unidades del ejército iraquí combatir en la ciudad viaja, con sus laberínticas y estrechas callejuelas, y la afluencia de civiles en la zona.
Las fuerzas gubernamentales (integradas por unidades del Ejército y Policía iraquíes) aseguran que, desde que se lanzó la ofensiva final para expulsar al EI el pasado 19 de junio, controlan el 50% del casco antiguo, una información que contradice la difundida el lunes por su portavoz, quien aseguró que tenían en sus manos el 99% del casco antiguo de la ciudad. El primer ministro ha mostrado su determinación para «liberar el territorio entero de Irak», que ha sido ocupado por «las bandas terroristas».
El pasado 23 de junio, en el marco de otra visita a las fuerzas conjuntas, Al Abadi adelantó que «pronto» anunciarán la liberación de Mosul y su «triunfo» sobre el EI.