La primera ministra británica Theresa May dijo afirmó este jueves que pedirá al presidente estadounidense Donald Trump que no se filtre la información compartida con Washington sobre el atentado de Manchester.
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«Dejaré claro al presidente Trump que la información de inteligencia que comparten nuestros cuerpos de seguridad debe ser protegida», afirmó May antes de viajar a una cumbre de la OTAN.
Las filtraciones
La BBC reveló, sin identificar a sus fuentes, que la policía de Manchester está «furiosa» por las fugas y que ha dejado de compartir información con Washington.
Esta protesta se produce después que la prensa estadounidense difundiera el nombre del autor del atentado, Salman Abedi, antes que lo hicieran las autoridades británicas y que el diario New York Times publicara el miércoles fotos detalladas de los restos de la bomba que mató a 22 personas e hirió a 59 en el Manchester Arena el lunes.
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Asimismo, el ministro de Interior francés, Gérard Collomb, reveló en una televisión de su país que Abedi había pasado por Libia y probablemente Siria antes de realizar el atentado, cuando Londres había brindado sólo su nombre y edad.
El presidente estadounidense, Donald Trump, calificó este jueves como «muy preocupantes» las supuestas filtraciones y exigió que se iniciaria una investigación oficial.
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No es la primera infiltración de EEUU
En 2010 el entonces presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, se mostraba molesto con EEUU por las filtraciones de más de 250 mil informes realizados por funcionarios y embajadores donde se revela el resultado de operaciones de espionaje así como de las entrevistas e informes realizados sobre políticos y gobernantes de terceros países publicados en el portal WikiLeaks.
“Estas filtraciones son reveladoras, muestran todo el cinismo de las evaluaciones y juicios que prevalecen en la política exterior de algunos Estados. En este caso, me refiero a los Estados Unidos de América”, señaló Medvédev, citado por las agencias rusas.
Pero las filtraciones entre EEUU y Rusia continúan hasta hoy y ponen en riesgo a la Casa Blanca a tal punto que a 18 días de su proclamación el ex asesor de seguridad de Trump, Michael Flynn, fue destituido por sus presuntos vínculos con agentes rusos durante la campaña presidencial de Trump, la cual, según las denuncias, estuvo marcada por el espionaje de Rusia, país que incluso podría haber interferido en las elecciones.
Pero el antiguo asesor del presidente no fue el único en caer. El ex director del FBI, James Comey, también fue destituido por Trump justamente por querer investigar a Flynn, pericias que contaron con la fuerte resistencia del presidente estadounidense.