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El medio «Manchester Evening News» recoge los testimonios de Parker: «Todo el mundo estaba feliz. Mientras estaban saliendo por las puertas de cristal escuché una explosión y un segundo después un flash, después, humo y muchos gritos. Me hizo caer al suelo y después me levanté, mi instinto me hizo intentar ayudarles».
Fue en ese momento cuando el hombre sin hogar abrazó a una niña pequeña, que había acudido al concierto de Ariana Grande junto a su madre. «¿Donde están tu madre y tu padre?», le preguntó. «Ella contestó que su padre estaba en el trabajo y su madre seguía allí».
Momentos después, intentó ayudar a una mujer de unos 60 años, que murió en sus brazos. «Murió en mis brazos. Desde entonces no he parado de llorar», explicó.
Parker también intentó ayudar a una mujer de unos 60 años con graves heridas en la cabeza y las piernas. «Murió en mis brazos. Desde entonces no he parado de llorar» ha relatado Chris. Su historia ha conmocionado tanto que en las redes sociales incluso ha surgido una iniciativa para recaudar dinero para ayudarle.
La angustia reinaba este martes entre padres e hijos que no habían podido reencontrarse tras el atentado en el Manchester Arena de esta ciudad del noroeste de Inglaterra, en un concierto de Ariana Grande repleto de adolescentes.
Las redes sociales hervían con mensajes pidiendo ayuda para encontrar a allegados, y en el vecino hotel Holiday Inn más de 40 muchachos esperaban a sus padres, supervivientes de una matanza perpetrada por un kamikaze que dejó 22 muertos y 59 heridos.