La historia que relataremos a continuación ocurrió hace casi 14 años. Una familia de La Florida, católica y cercana a la comunidad del colegio Divina Pastora de La Florida fue bendecida por un milagro gracias al padre Faustino Miguez. La mamá de dicha familia se encontraba embarazada de su cuarto hijo y enfermó de gravedad. A pesar de que su hijo nació sin problema alguno, le informaron a la familia que la madre moriría, sin embargo, hoy es ella, Verónica Stobert, quién nos cuenta su historia.
El 10 de diciembre de 2015 el Consejo de Médicos declaró como milagro la recuperación de esta madre y fue atribuido a la intercesión del sacerdote ante Dios. Hubo sesión del Congreso Especial de Teólogos Consultores donde ratificaron que la curación de la señora Veronica Stobert puede ser atribuida a un milagro por intercesión del beato. Este año, el sacerdote español se convertirá en santo el 17 de octubre. Verónica y su hijo Sebastián estarán presentes en la ceremonia.
El día que nació Sebastián
Era el año 2003. Verónica tenía tres hijos y estaba esperando al cuarto. Se encontraba en su casa sola con ellos, cuando se empezó a sentir extraña. «No eran contracciones, porque como ya había tenido tres hijos, conocía esa sensación. Sabía que estaba pasando algo extraño, me dolía mucho, eran puntadas muy fuertes», nos relata. Ella fue a reposar sobre su cama, pero el dolor era demasiado. Al verla en mal estado, su hija mayor de entonces apenas 12 años llamó a la vecina. «Mi vecina me revisó, porque ella es profesional de la salud. Me tomó la presión y luego me pidió el número de mi doctor, lo llamó y la situación era grave», cuenta a Publimetro Verónica, sentada junto a Sebastián su hijo menor, a quien estaba esperando aquél septiembre de 2003.
«Con un pañuelo blanco por la ventana mi vecina iba pidiendo que nos dejaran pasar. Íbamos con mi marido, yo sentía que me estaba muriendo y recuerdo muy poco», continúa el relato Verónica. Llegaron a la Clínica Las Lilas y ella perdió el conocimiento. Aún su embarazo no estaba de término, tenía alrededor de 36 semanas, pero estaba con hemorragia interna y había que intervenir.
El relato de su médico
«El caso de Verónica Stobert es un caso que yo nunca voy a olvidar en mi vida profesional», comenta el doctor José Luis Troncoso, médico obstetra, quién había atendido a Verónica desde siempre y en sus tres partos anteriores. El entonces ginecólogo de la Clinica Las Lilas relata que el embarazo de Verónica se había desarrollado sin ningún problema, el feto crecía bien y los controles prenatales no indicaron nada extraño. «Siempre voy a recordar cuando me llamó una vecina de ella a las 26 semanas y me dice que Verónica estaba con muchísimo dolor, semi inconsciente y con una presión de 180-120», relata el doctor, agregando que ante esa cifra pidió a la vecina que volviera a tomar la presión, siendo nuevamente la misma. El doctor fue quien solicitó el traslado de la señora Stobert a la Clínica Las Lilas.
«Cuando ella llegó, estaba con un cuadro de hipertensión gravísimo, preclamsia severa y estaba haciendo una complicación que se llama síndrome de Hellp», explica el médico. Este síndrome es una alteración de la encima hepática con encefalopatía hipertensiva y hemorragia abdominal masiva, situación con alta posibilidad de mortalidad.
El día que ocurrió el milagro
Ese día, 10 de septiembre, nació Sebastián. El bebé estaba sano, sin problema alguno a pesar de la situación de su madre. Pero Verónica estaba en riesgo vital. El niño nació mediante una cesárea de urgencia. Luego, la madre fue llevada hasta la UTI en muy malas condiciones y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente debido a todas sus complicaciones. Llegó a dicha unidad con sus pupilas totalmente dilatadas y sin ninguna respuesta a ningún tipo de actividad.
En ese instante se determinó que Verónica tenía graves secuelas posteriores debido a una hematoma liquida en el cerebro que la derivó en convulsiones. La declararon neurológicamente con muerte cerebral, estado de coma grado 3 en la escala de Glasgow.
Paralelamete dicha información se le comunicó a su familia. Su marido, Pedro Núñez, fue a buscar a su casa a sus tres hijas para ir a la clínica a despedirse de su mujer. En el camino, el padre de familia quería encontrar una iglesia abierta para pasar a orar por la recuperación de su esposa. Una de sus hijas le propuso pasar a la capilla de su colegio, el Divina Pastora de La Florida. Una de las hermanas, le abrió la capilla ala familia y en ese lugar encomendaron la salud de Verónica al padre Faustino Miguez, cuya imagen estaba en la capilla.
La familia llegó a ver a Verónica pensado que sería una despedida. Luego, el doctor Troncoso pidió que trajeran al bebé de apenas tres días y que lo acomodaran sobre el pecho de su mamá. «Hicieron eso y la paciente que supuestamente estaba con muerte cerebral sintió a su guagua y la abrazó. Una escena que no voy a olvidar nunca», según relata el doctor, la muerte cerebral quedó descartada. Desde ese hecho, el diagnóstivo de Verónica comenzó a mejorar, a pesar de que estuvo en coma por tres meses.
El sentimiento mientras estaba en coma
Verónica nos cuenta que ella no recuerda haber conocido a su hijo, hasta que tenía tres meses, fecha en que ella despertó. Después de que pasó el abrazo a su hijo, relatado anteriormente, la paciente estuvo en coma durante tres meses. No podía hablar, ni comunicarse. «Sin embargo, yo no se si las veía o era mi imaginación, pero yo recuerdo haber visto a mis hijas cuando me iban a ver», nos cuenta Verónica. La madre de ahora cuatro hijos, nos relata que ella sentía la presencia de sus hijos en la habitación y la voz de su esposo diciéndole a las pequeñas «háblele a la mamá, ella la puede escuchar».
Debido a esto, Verónica dice que el primer recuerdo de su bebé es de él con tres meses, cuando recuperó su consciencia y se lo llevaron a la habitación de la Unidad de Ciudados Intensivos. La paciente comenzó un largo camino, con un hígado en el que tuvieron que experimentar, una herida abierta con vendaje que había que curar constantemente, problemas de habla y mucho dolor. «Recién cuando mi hijo tenía más de un año, me pude comenzar a hacer cargo de él», relata la señora Stobert. Sobre su hígado nos explica que se probaron técnicas nuevas, donde ante la herida que tenía este órgano, lo cubrieron con una suerte de malla y hoy su hígado tiene forma de esfera, no la forma regular, pero funciona sin problemas.
El padre Faustino Miguez será canonizado
En total, la recuperación de Verónica demoró dos años. Ella además de ser católica, era y continúa siendo catequista en el colegio Divina Pastora de La Florida. Esta labor la realizaba incluso cuando aún estaba en recuperación y debía andar con vendajes. «Pero el sentimiento de agradecimiento al padre Faustino lo tengo muy presente, y sentía que debía seguir trabajando para agradecerle», nos comenta Verónica, hoy en excelente estado de salud, sin secuelas, junto a su hijo menor que en septiembre cumplirá 14 años.
Desde el Arzobispado de Santiago están muy felices con este hecho, milagro por el cual el padre Faustino Miguez será canonizado en octubre de este año. «La noticia me llenó de alegría» señaló el Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati. «El milagro que sirvió como atestiguamiento, como prueba de la canonización, se verificó en La Florida. Aquí en Santiago, en nuestra arquidiócesis», continúa la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Chile, agregando que Verónica «gracias a la oración al beato fundador, recobró la salud».
«Esta es una muy buena noticia para Chile, una muy buena noticia para las mamás que esperan con amor a un hijo y que enfrentan también a veces, lastimosamente, situaciones muy dificiles. Nada es imposible para Dios y aquí tenemos algo que parecía imposible para los hombres y que fue posible para Dios», señaló el Arzobispo, Cardenal Ricardo Ezzati.
Vida y obra del padre Faustino
El beato español Faustino Miguez, a quién se le atribuye el milagro, nació el 25 de marzo de 1831 en la aldea gallega de Xamirás, Orense, España. Fundó entre otros proyectos educativos el Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora en 1888, donde pasó los últimos años de su vida.
Se reveló como un gran educador y defensor infatigable de la libertad de enseñanza, convencido de que el camino para renovar la sociedad y lograr la felicidad humana era la educación. Falleció el 8 de marzo de 1925 a los 94 años de edad en Getafe, España.
El papa Juan Pablo II en la homilía de la beatificación dijo: “que en la escuela y en la calle, en el confesionario y en el laboratorio, el padre Faustino fue transparencia de Cristo que acoge, perdona y anima. Su ejemplo luminoso entretejido de oración, estudio y apostolado se prolonga hoy en el testimonio de sus hijas y de tantos educadores que trabajan con denuedo e ilusión para grabar la imagen de Jesús en la inteligencia y el corazón de la juventud”.
La canonización del padre Faustino Miguez será el 15 de octubre de este año, en el Vaticano, acto en el que Verónica y su hijo Sebastián estarán presentes.