El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este domingo un aumento de 60% en el salario mínimo, que sube a 65.021 bolívares, unos 90 dólares a la tasa oficial más alta y unos 15 a la cotización del mercado negro.
El salario es complementado con un bono de alimentación que asciende a 135.000 bolívares (188 dólares a la tasa oficial y 31 en el mercado negro), que no tiene incidencia en beneficios como vacaciones o aguinaldos. Así, el llamado «ingreso mínimo integral» escala a 200.021 bolívares.
«He decidido este tercer aumento salarial del año 2017 con motivo del 1° de mayo», Día del Trabajador, dijo Maduro en un fragmento de su programa televisivo semanal transmitido en cadena de radio y televisión. El incremento entrará en vigencia de manera inmediata.
El 60% de aumento, expresó el mandatario, será aplicable además a los trabajadores de «toda la administración pública», incluyendo los militares, a cuyos altos mandos ha dado enorme poder económico y político.
El anuncio coincide con una ola de protestas en todo el país que han derivado en disturbios, con saldo de 28 muertos y centenares de heridos. La oposición convocó a nuevas manifestaciones el lunes en Caracas y otras ciudades.
Los sucesivos aumentos ordenados por Maduro han sido diluidos por una desatada inflación -proyectada en 720% para 2017 por el FMI, la más alta del mundo- y la pérdida de valor del bolívar frente al dólar. Además, los venezolanos sufren una aguda escasez de alimentos y medicinas.
Maduro alega que la crisis económica es producto de «una guerra económica» de empresarios que apoyan a la oposición para crear descontento popular y propiciar un golpe de Estado en su contra.
El gobernante también decretó un aumento en las pensiones. «Suben hasta 65.021 bolívares y estoy creando un bono especial de guerra económica para los pensionados de 30%, de 19.506,3 bolívares, lo cual sumaría 84.527 (117 dólares a la tasa oficial)».
«Vamos a ganar esta guerra contra la oligarquía», clamó Maduro.