Los informes policiales identificaron a miembros del brasileño PCC (Primer Comando Capital) entre los integrantes de la banda, el grupo criminal organizado que opera desde Sao Paulo.
Pero, ¿qué sabemos de esta banda, considerada la mayor organización criminal del gigante sudamericano?
La más influyente de las facciones brasileñas hace tiempo dejó de ser una banda de presidiarios que exigía mejoras en las hacinadas cárceles del estado paulista. Con ese objetivo nació en los años 90 y hoy tiene más de 20.000 integrantes que entendieron que su poder podía ser mucho más rentable al otro lado de las rejas.
Además del dinero del narcotráfico, la facción que dirige Marcos Willians Herbas Camacho, Marcola -encarcelado desde 1999-, también posee compañías de autobús, modestos equipos de fútbol en Sao Paulo e incluso una refinería de petróleo clandestina, según las investigaciones. Además de la venta de cocaína y marihuana, también se financia a través del robo de bancos.
La mentalidad empresarial del grupo hizo que alcanzase una facturación anual estimada en más de 200 millones de reales (unos 41 mil millones de pesos chilenos), a través de sistemas de blanqueo de capitales en bancos chinos y estadounidenses.
Las superpobladas y denigrantes cárceles brasileñas son, además, caldo de cultivo para estos grupos criminales. Hoy se calcula que tiene presencia en el 90% de las cárceles de San Pablo, en 22 de los 27 estados brasileños, y en las regiones fronterizas de Paraguay, Bolivia, Argentina y Colombia.
Su ambición expansionista y la búsqueda del poder absoluto en el mercado de las drogas y de las rutas internacionales de narcotráfico, la ha hecho enfrentarse a otras facciones delictuales como la FDN (Familia Del Norte), quienes se han opuesto al reclutamiento de integrantes por parte del PCC en las Amazonas, lugar donde ocurrieron los tres últimos asaltos en cárceles brasileñas.
Gracias a los traslados de sus integrantes a penales vecinos, sus métodos se propagaron entre la población reclusa del país. Además de ampliar su número de participantes, el PCC firmó alianzas con otros grupos, como el Primer Comando de Maranhão y el Primer Grupo Catarinense, entre otros. En Río, hasta finales del año pasado, el socio de la facción paulista era el iniciador Comando Vermelho, relación que hoy se encuentra en máxima tensión.