Este martes, Abdul-Hamid Alyousef, un hombre sirio de 29 años, cargaba los cadáveres de sus gemelos de 9 meses que murieron en un ataque presumiblemente realizado con armas químicas en el poblado sirio de Khan Sheikhoun.
El hombre cargó a Aya y Ahmed, uno en cada brazo, acarició sus cabezas y contuvo las lágrimas. Sólo musitó: «Di adiós, bebé, di adiós», a los cuerpos sin vida. Alyousef también perdió a su esposa, dos hermanos, sobrinos y muchos otros familiares en el ataque.
En imágenes por su primo Alaa, Alyousef se ve sentado en el asiento de una camioneta con sus gemelos, con los ojos enrojecidos y le pide a su primo Alaa que grabe un video de su despedida.
Cuando el bombardeo ocurrió, «estaba con ellos y los saqué de la casa junto con su madre», relató Alyousef a medios como CNN.
«Estaban conscientes al principio, pero 10 minutos después percibimos el olor». Los gemelos y su esposa, Dalal Ahmed, empezaron a sentirse mal.
Alyousef llevó a sus familiares a un servicio médico y, pensando que estarían bien, fue a buscar al resto de su familia. Al regresar encontró a los cadáveres de sus hermanos y sus sobrinos, así como los de vecinos y amigos. «No pude salvar a nadie. Todos están muertos», afirmó el joven comerciante.
Sin embargo, al volver al servicio médico su esposa y sus dos niños ya habían fallecido.