Pascal y Brigitte Troadec formaban una familia promedio en Francia. Ambos, de 50 años, eran padres de Sébastien (21 años) y de Charlotte (18), vivían en el barrio residencial de Orvault en las cercanías de Nantes y llevaban una vida normal. Sin embargo, hace 11 días que no existen noticias de ellos.
Desde el 16 de febrero que la pareja no acude a trabajar. Ante la extrañeza de sus colegas, llamaron a sus equipos móviles y estos estaban apagados. Llamaron a la policía y cuando ellos llegaron a la vivienda, no hallaron a nadie.
Al efectuar las pericias de rigor en el lugar, hallaron rastros de sangre que pertenecían a los integrantes de la familia. Incluso, la fiscalía indicó que «algunos de los cuales habían sido limpiados», aludiendo a una posible injerencia de alguien para no dejar tanta evidencia en el lugar.
En la vivienda encontraron los dos vehículos de los padres, pero uno que pertenecía al hijo mayor estaba desaparecido también. Todos estos datos están siendo investigados en Francia, en donde abrieron un caso por «homicidios voluntarios y secuestros».
En tanto, desde el trabajo del padre dieron a conocer algunos datos sobre el hombre. «Era una persona simpática pero discreta», aseguró un colega sobre Troadec, quien lleva diez años trabajando en una pequeña empresa especialista en la fabricación de rótulos.
La mujer en tanto estaba empleada en un centro de impuestos de Nantes, mientras que los hijos eran estudiantes.
Acorde a relato de testigos habría padecido «disturbios depresivos en el pasado», mientras que el hijo habría «sufrido fragilidades psicológicas». Incluso, fue imputado el 2013 por amenazas a personas, por lo que los antecedentes están siendo indagados.
