Lleva casi un mes trabajando abordo del Ilyushin II 76. Alejandro Montero, detective de Interpol, ha vivido una de las misiones más grandes de su vida, oficiando como el traductor oficial para la tripulación rusa enviada por Vladímir Putin: ayudar en el combate de los megaincendios que afectaron las últimas semanas de enero la zona centro sur del país y que esta semana cobraron fuerza en la localidad de Parral, Región del Maule.
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El detective, quien es chileno-ruso nacido en la unión soviética, literalmente se levanta y acuesta con la tripulación. Cuenta que nunca había volado tanto en su vida y que el trabajo actual no tiene nada que ver con sus labores en la PDI, persiguiendo narcotraficantes y prófugos de la justicia. Trabaja los dos turnos en la aeronave, por lo que es el integrante del equipo con más horas de vuelo, con 35 viajes seguidos, tanto así que el piloto bromeando le dijo que le iba a abrir una libreta de vuelo.
«Es un trabajo totalmente diferente al que hacía en Interpol, pero me ha llenado de orgullo, especialmente porque este equipo está realizando un trabajo extraordinario», asegura Montero.
Pese a que esta semana el director de la Corporación Nacional Forestal, Aarón Cavieres, informaba que el avión ruso Ilyushin Il-76 probablemente se iría de Chile antes de lo que estaba previsto, Montero explica que la tripulación tiene previsto trabajar hasta el último día del mes.
«No nos han dicho nada. Nosotros seguimos combatiendo incendios», cuenta el detective, quien realizaba una nueva salida en la aeronave hacia Parral. Hoy, además, tienen dispuesto volar a la región del Biobío.
«Están muy agradecidos»
Durante su primer vuelo, el 29 de enero pasado, Alejandro Montero impactó a todos los chilenos mostrando desde las alturas un video del sobrevuelo del gigante ruso a través de redes sociales. Pero, dice que la emoción fue mutua, porque la tripulación rusa está contenta y agradecida «con las múltiples demostraciones de cariño».
«Ellos están muy agradecidos, maravillados, con tantas muestras de afecto de la gente. Cuando pasamos volando sobre pueblos, se ve a la gente saludando, saltando, tomando fotografìas. Y, después en la calle, la gente los saluda y aplaude. Se sienten muy queridos y agradecidos por tanta gratitud», cuenta Montero.
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El detective asegura que la tripulación rusa aprendió a decir en español «hola» «gracias, señor», «chao» y que su dieta es liviana y estricta, debido a que pasan muchas horas en vuelo.
Según explica Montero, lo más difícil para él, fue explicarle a la tripulación rusa el porqué el Ilyushin, fue bautizado por los chilenos como «El Luchín». «No entendían al comienzo, pero cuando le expliqué lo del perrito, se rieron a carcajadas. Ahora quieren hacer unas poleras con el nombre Tripulación El Luchín 2017 para la despedida», adelanta el detective.
Sabe que le quedan pocas horas de vuelo con Ilyushin, para luego volver a sus labores en la PDI buscando prófugos y narcotraficantes. «No es que tenga la camiseta puesta por El Luchín, pero se convirtió en el avión más querido del pueblo», dice.