Una nueva rebelión se produjo en una cárcel de Brasil en la madrugada de este miércoles, en el estado de Río Grande do Norte, en la que murió un recluso y siete personas resultaron heridas.
La situación sigue fuera de control y la Policía Militar reconoce la gravedad de la situación. Eduardo Franco, de la oficina de prensa de la PM, reconoció a Globo que «los presos están armados y se están matando».
El gobernador de Rio Grande do Norte pidió el «envío inmediato» de tropas federales a Natal, la capital de ese estado del nordeste de Brasil, confrontada a nuevos motines carcelarios y disturbios provocados por el enfrentamiento entre organizaciones criminales.
«He pedido (…) al presidente Michel Temer que autorice el envío inmediato, hoy mismo, de las Fuerzas Armadas, del Ejército, de la Marina, para ocupar las calles de Natal», dijo el gobernador, Robinson Faria, a la radio CBN.
Al menos una decena de autobuses fueron incendiados hoy en Natal, capital del estado brasileño de Río Grande do Norte, donde a pocos kilómetros se realizó el traslado de unos 200 presos que estaban amotinados desde que se produjo un enfrentamiento con una banda rival, el cual dejó 26 muertos.
El incidente se inició en la penitenciaria Estadual do Serió perteneciente a la localidad de Caicó, en Natal, siendo controlado supuestamente por agentes penitenciarios, según consigna la Coordinadora de Administración Penitenciaria.
Cabe destacar que esta situación no es nueva. En las últimas semanas se han registrado diversos motines al interior de centros penitenciarios brasileños de la zona norte, controlada por las bandas de narcotráfico.
Fuera de las cárceles la situación no difiere mucho: 18 autobuses han sido quemados y varias estaciones de policía han sido atacadas. Frente a estos sucesos el gobierno de Michel Temer, ha ordenado un despliegue de las Fuerzas Armadas para controlar la situación.
Hasta el momento se han registrado daños a Veintiún autobuses, dos minibuses, cinco vehículos de los organismos gubernamentales, dos estaciones de policía y edificios públicos. No hay información de heridos ni de fallecidos. De los ataques, el más incendiario, se registraron en ocho municipios brasileños.
Además de los ataques a estos lugares se detectó una bomba casera lanzada a la subestación del Buen Pastor sin producirse daño
Para refrenar los ataques los funcionarios de la policía han utilizado balas de caucho y gas lacrimógeno, a su vez se ha constituido un grupo de la Policía Militar para evitar nuevas fugas de las prisiones del estado.