Por primera vez en mucho tiempo, no hay liceos emblemáticos entre los mejores de Chile, y la caída de la educación pública se agudiza y profundiza. El Instituto Nacional, símbolo de los liceos emblemáticos de nuestra patria, cayó 15,5 puntos respecto de la PSU del año pasado, y acumula una caída de 35,3 puntos en los últimos tres años. El Carmela Carvajal ha recorrido un camino similar. En tres años ha bajado 25 puntos en promedio en el resultado de la PSU. Este triste panorama no es casualidad ni aislado.
Es tiempo de corregir y empujar. ¡Ni en la UP, el peor gobierno de la historia de Chile, se “echaron” el Instituto Nacional! En cambio, en sólo 3 años, este gobierno ha logrado un deterioro que costará mucho revertir.
En el fondo se está haciendo realidad la promesa del ministro Eyzaguirre de “quitarle los patines” a los que tienen, en vez de darles nuevas herramientas a los que se han quedado atrás. Es decir, en vez de subir el nivel de la educación, estamos nivelando hacia abajo y disminuyendo estándares y resultados.
Años de movilizaciones y paros han implicado que quienes salen hoy de ciertos colegios hayan perdido casi un año completo de clases. Ese conocimiento simplemente no lo adquirieron y el material no lo vieron.
Adicionalmente, el gobierno de la Nueva Mayoría aprobó una reforma escolar tremendamente negativa para los liceos emblemáticos, que les prohibirá la selección en base al mérito, elemento que incidirá también en los resultados futuros.
Como contrapartida, los Liceos Bicentenarios creados durante el gobierno de centroderecha entre 2010 y 2014 han mostrado alzas significativas. Se crearon el 2011 con alumnos a partir de séptimo básico. La buena noticia es que de los 10 mejores resultados de establecimientos municipales, 4 corresponden a los Liceos Bicentenario y de los 50 mejores liceos de Chile, 26 corresponden a los Bicentenario.
Si se compara el promedio PSU de los liceos emblemáticos con el de los Bicentenario, se aprecia que el promedio sea el mismo. Mientras los emblemáticos retroceden, los nuevos liceos avanzan.
Es urgente iniciar un cambio. Los liceos emblemáticos como el Instituto Nacional, el Barros Arana, el Carmela Carvajal, por mencionar sólo algunos, necesitan un nuevo impulso y una mejora significativa en la calidad.
Por otra parte, la buena experiencia de los liceos Bicentenario han dado muestras de que es posible lograr una educación pública de calidad si las cosas se hacen bien. Vale la pena hacer las cosas bien.
Por todo lo anterior, creo fundamental actuar. Y con dos prioridades: la primera, recuperar los liceos emblemáticos que con este gobierno se han deteriorado. Son un patrimonio de Chile y debemos cuidarlos. Para ello, los nuevos alcaldes de Santiago y Providencia -cuna de los principales liceos- tienen la enorme tarea y oportunidad de corregir el rumbo e iniciar un nuevo salto de calidad, por lo que necesitan el apoyo y compromiso de los padres, profesores y estudiantes.
La segunda: crear nuevos liceos Bicentenario en todo Chile. En sólo 5 años de existencia y con el impulso que les dio el ex ministro Joaquín Lavín, se transformaron en un ejemplo vivo de la movilidad social y progreso que Chile merece. Hoy son 60. Como país debiéramos proponernos llegar a 500 liceos de excelencia en un período de 5 años. Vale la pena tener grandes metas.
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