Una bandera de Chile chamuscada y rasgada en el asalto e incendio al palacio presidencial de la Moneda durante el golpe militar perpetrado por Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973 fue devuelta hoy al Gobierno chileno.
Tras recibir el emblema en una ceremonia celebrada en la sede del Ejecutivo, la presidenta Michelle Bachelet anunció que será entregado al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos para su cuidado y conservación.
Durante el acto, celebrado en la víspera de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos, la mandataria chilena recordó a quienes perdieron la vida «por soñar con un mundo mejor, más justo, menos desigual».
«Solo por resistir a una dictadura que no se detenía ante nada, miles desaparecieron sin dejar rastro, fueron ejecutados sin juicio y otros tantos expulsados de su patria», señaló Bachelet.
«Si esta bandera vuelve a casa es porque la luz de la democracia ha vuelto a nuestra patria», destacó la mandataria, que agradeció por ello «a la lucha de los familiares de detenido desaparecidos, de los ejecutados políticos, a los demócratas que se reencontraron en la defensa de los Derechos Humanos más allá de sus diferencias».
«Gracias a ellos hoy vivimos en democracia», insistió.
La bandera, medio destruida, fue rescatada por un anónimo funcionario de la sede del Ejecutivo que pudo sobrevivir al bombardeo, incendio y asalto de las tropas golpistas y quien la guardó celosamente durante más de 40 años hasta hace pocos meses.
Finalmente, esa persona la entregó a Roberto Cuéllar Bernal, quien fue ministro de Tierras y Colonización del presidente Salvador Allende entre el 27 de marzo y el 9 de agosto de 1973, y quien tras recibirla decidió devolverla a La Moneda.
«Es a él a quien debemos, tanto como a ese chileno anónimo, la supervivencia y restitución de esta bandera, testimonio del dolor que se abatió sobre miles de conciudadanos nuestros, por defender democráticamente un Gobierno electo, que juró respetar la Constitución y las leyes», dijo Bachelet durante el acto.
«Hoy que estamos en la víspera del Día Internacional de los Derechos Humanos, no podemos sino reivindicar su valor absoluto, porque aprendimos muy duramente que relativizarlos traía aparejado un costo que nadie está dispuesto a pagar en nuestra tierra», subrayó.
A su juicio, «la bandera no es sólo un símbolo del horror; su conservación nos recuerda también que la memoria es una herramienta poderosa, incluso invencible».
Durante la dictadura de Pinochet (1973-1990), según datos oficiales, unos 3.200 chilenos murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos, mientras unos 33.000 fueron torturados y encarcelados por causas políticas y alrededor de 500.000 debieron exiliarse.
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