Esta semana Chile y Uruguay firmarán el Tratado de Libre Comercio, lo que se espera fortalezca la relación económica entre nuestro país y las demás naciones de la Alianza del Pacífico.
«Si bien Uruguay pertenece al Mercosur, grupo económico con el que Chile tiene un TLC vigente, el acuerdo busca establecer un lazo directo entre las dos economías, actualizando las condiciones bilaterales e incluyendo el comercio de bienes y servicios, reglas de origen, medidas fitosanitarias y medioambiente, entre otros temas», aclara Juan Esteban Ramos, docente de la Universidad del Pacífico.
En términos concretos, uno de los efectos importantes de este tipo de acuerdos es la reducción de los aranceles establecidos al comercio internacional.
Además, el nuevo socio de Chile atraviesa un buen momento financiero. La economía de Uruguay, caracterizada por la fuerte actividad ganadera y agrícola, ha presentado un crecimiento sostenido en torno al 5%, alcanzando un Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita de US$16.350 el año 2014, según datos del Banco Mundial.
El comercio entre Chile y Uruguay ha presentado un crecimiento sostenido durante los últimos años, a pesar de que en términos consolidados presentó una reducción de 2% entre 2014 y 2015, acumulando US$349 millones durante el año pasado
Lo anterior se ve reflejado en el incremento promedio de 7% en el valor de las exportaciones chilenas entre 2009 y 2014, las cuales acumularon US$148 millones durante 2015, por debajo de los US$183 millones exportados a Uruguay durante 2014. Dentro de los principales productos exportados se encuentran los purés y jugos de tomate, además de filetes de salmón y mezclas de vinos no orgánicos.
«Los envíos desde Uruguay se encuentran encabezados por carne de bovino, leche en polvo y maderas contrachapadas, además de algunos medicamentos», agrega Ramos.
Las consecuencias del TLC en el mercado de la carne
Considerando que el origen de la carne de bovino importada por nuestro país está encabezado por Paraguay, Brasil y Argentina, quedando Uruguay en el 5° lugar, con un 3,9%, la firma del acuerdo bilateral podría generar un potencial aumento de la competencia en la industria de la carne, lo que presentaría una oportunidad para que los consumidores accedan a menores precios.
«Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la reducción de las barreras al comercio internacional no deberían presentar un salto sustantivo para las importaciones de carne, ya que por un lado, las importaciones de carne de bovino desde Uruguay han registrado una disminución durante las últimos años, cayendo desde casi 10 mil toneladas el año 2013, hasta 6 mil toneladas el 2015», advierte Ramos.
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