Durante los últimos años ha estallado una nueva industria. Se trata de la posibilidad que diversos países ofrecen a la para obtener una ciudadanía o residencia, a través de programas económicos que permiten que los extranjeros opten por este beneficios a cambio de una inversión.
Sin embargo, esto no es algo nuevo, ya que estos programas han existido en muchos países durante décadas: por ejemplo, la nación formada por las islas San Cristóbal y Nieves ha tenido uno desde 1984.
El Fondo Monetario Internacional destacó el rápido crecimiento de esta tendencia y señaló que en el clima geopolítico actual las personas optan por «pasaísos políticos y económicos seguros».
La tendencia a la venta de ciudadanías presenta una perspectiva mundial y, si bien el país con la opción más económica para obtener el beneficio es Dominica, -una isla que forma parte de las Antillas menores en el mar Caribe donde es posible convertirse en ciudadano con una inversión de US 100.000 más impuestos, también destaca la presencia de estos programas en Canadá y Estados Unidos, quienes solicitan un mínimo de años viviendo en la zona; y también de España y Singapur quienes no lo piden.
La siguiente tabla, publicada por el sitio weforum, muestra el listado de los países donde se puede comprar la ciudadanía.
¿Por qué se puede comprar la ciudadanía en estos países?
Otorgar estos beneficios a los residentes extranjeros puede impulsar una significativa inversión en un país. Esta tesis ha sido confirmada en San Cristóbal y Nieves, donde la cantidad de capital que ingresó al sector público desde la implementación del programa incrementó casi en un 15% el PBI en el 2013.
Los países europeos también se han visto beneficiados con esta medida: en Portugal el 13% de los ingresos de la Inversión Extranjera Directa llegó por este programa.
¿Por qué la gente compra la ciudadanía?
Los beneficios a los que pueden acceder quienes optan por esta opción es la principal razón para que muchas personas compren su ciudadanía.
Por otro lado, la capacidad de mudar familias de forma permanente a países como Estados Unidos o Australia se ha convertido en una gran atracción, al mismo tiempo que muchos consideran que viajar sin visa aumenta considerablemente sus posibilidades de conocer otras zonas.
Finalmente, una de las críticas que más se repite en torno a este sistema, es que la oferta de acceder sin visa ha generado dudas sobre la transparencia del sistema. Además, se corre el riesgo de que las economías se vuelvan excesivamente dependientes de los ingresos que resultan de estos programas.
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