Omar el Checheno, un alto mando del grupo yihadista Estado Islámico, fue abatido en Irak, informó este miércoles la agencia de prensa vinculada al grupo, Amaq.
Amaq indicó que Omar al Shishani fue abatido «en la localidad de Sharqat cuando participaba en la operación para repeler la campaña militar sobre Mosul», la segunda ciudad más poblada de Irak y bajo control de EI.
Sharqat se encuentra sobre una de las carreteras que llevan hacia Mosul. Las fuerzas iraquíes en su avance hacia el norte recientemente rodearon esa ciudad sin ingresar a ella con el fin de tomar el control, más al norte aún, de una base militar clave en Qayyarah.
Estados Unidos considera a Qayyarah «un trampolín» para llegar a Mosul, en poder de EI desde 2014 y que la coalición quiere reconquistar antes de fin de año.
En marzo la secretaría de Defensa de Estados Unidos había anunciado la muerte de Omar el Checheno durante un bombardeo de sus fuerzas aéreas en el noreste de Siria.
«Omar el checheno», cuyo verdadero nombre es Tarjan Tayumurazovich Batirashvili, tenía nacionalidad georgiana, según el Pentágono, y era hijo de madre musulmana y padre cristiano.
Conocido por su espesa barba pelirroja, se desconoce su último rango en la organización EI, pero había ocupado distintas responsabilidades militares en la cúpula entre ellas la equivalente a un ministerio de d¡guerra, según el Pentágono.
Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de cinco millones de dólares por toda información fiable que permita llegar hasta él.
– Larga trayectoria combatiente –
El yihadista de la barba roja ha tenido una larga trayectoria combatiente, primero como rebelde checheno contra las tropas rusas. Luego en 2006 ingresó a las fuerzas georgianas y combatió nuevamente contra los rusos en 2008.
Hacia 2012 reapareció en el norte sirio como líder de un grupo de combatientes extranjeros contrarios a Bashar al Asad. Luego juró fidelidad a Estado Islámico y ascendió en la organización hasta llegar a su cúpula,
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Pero si bien «El Checheno» era clave en el área militar, estaba fuera de la dirección política de EI, una parte de la organización cuyos recovecos permanecen muy obscuros para Occidente.
Una de las fortalezas del yihadista ha sido «la lealtad de los combatientes chechenos, considerados por EI como sus tropas de élite» afirma el analista de inteligencia Richard Barret de Soufan Group.
Una biografía del yihadista, publicada en línea por sus seguidores, lo califica como el «nuevo Jalid Ibn al Walid», quien luego de la muerte de Mahoma jugó un papel central en la difusión del islam en los territorios de las actuales Siria e Irak.
Otras fuentes sin embargo minimizan un poco su importancia.
Tal es caso de Rami Abdel Rahmane, director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) para quien el anuncio de la muerte «carecerá de impacto concreto en el campo de batalla».
Semanas atrás, cuando Estados Unidos anunciaba la muerte del Checheno en Siria, Rahmane había dicho a la AFP que «EI elige a cuales figuras hará visibles frente a los medios, pero mantiene en la sombra a los verdaderos dirigentes».
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