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Columna de Joel Poblete: “Tres tristes tigres”-“Si escuchas atentamente”, miradas al Chile de ayer y hoy

Ninguna de las dos es un estreno comercial que se pueda ver en una multisala, pero de todos modos su aporte a la cartelera semanal es contundente y es necesario recomendarlas.

Una es un clásico ineludible en la cinematografía nacional, que se exhibirá diariamente hasta fines de mes en la Cineteca Nacional de Chile en una copia restaurada, en el marco de un valioso e imperdible ciclo dedicado a su director, para muchos el más importante maestro surgido del cine local: «Tres tristes tigres», de Raúl Ruiz, estrenada originalmente en 1968.

La otra es un documental reciente que participó el año pasado en la Competencia Nacional de Fidocs, primer largometraje de un joven director de menos de 30 años, y ahora se estará mostrando en salas de Santiago y regiones a través del programa Miradoc: «Si escuchas atentamente», de Nicolás Guzmán.

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A pesar de sus indudables diferencias formales y la distancia de casi medio siglo que separa a ambas producciones, no es arriesgado o antojadizo percibirlas como dos contundentes miradas sobre la sociedad chilena, en particular sobre la realidad santiaguina y sus habitantes como reflejo de un país.

En el caso de la cinta de Ruiz, inspirada en la obra de teatro de Alejandro Sieveking, la experiencia de verla en esta versión remozada es en verdad impresionante: la misma película que durante años vimos en copias en las que prácticamente había que adivinar qué decían varios de los diálogos y soportar una imagen borrosa y poco nítida, se despliega ahora al fin de manera reveladora.

El errático deambular de sus cuatro personajes principales por diversos sectores de la capital vuelve a sentirse como un memorable fresco de esos años, al mostrar tanto las convenciones sociales y diferencias de clase como los divertidos excesos de la vida nocturna y la juerga permanente; y nuevamente es necesario elogiar lo bien capturado que está el ritmo de las conversaciones, esos diálogos tan ricos y agudos, incluso aquellos que en apariencia no revisten la menor importancia.

La forma en que está estructurada la historia en «Tres tristes tigres», su cadencia, va en paralelo a la forma de ser de sus personajes, en su mezcla de patetismo y humor absurdo, en el impagable marco de un Santiago que en apariencia ya no existe, pero a la vez cuya esencia se conserva porfiadamente hoy mas allá de los muchos edificios ya derrumbados, locales cerrados y barrios modificados. El filme es definitivamente una joya que ningún cinéfilo debería perderse.

Un Santiago muy distinto, y una realidad que en la superficie se ve totalmente diversa, es el que se puede ver en «Si escuchas atentamente», centrado en cuatro adolescentes que están a punto de terminar la enseñanza básica y deben tomar importantes decisiones sobre su futuro, cuando aún tienen muchas dudas internas sobre lo que realmente quieren para sus vidas.

El documental sigue a sus protagonistas en su cotidianidad escolar durante un año, pero además en los otros ámbitos de su rutina diaria, así como escruta los lazos de amistad y con sus familias.

A pesar de su breve duración -sólo se extiende por una hora-, tiene muchos méritos, y no es exagerado considerarlo como uno de los mejores retratos juveniles en la cinematografía chilena de las últimas décadas; con sensibilidad y buen manejo del tiempo, es una mirada entrañable y que consigue capturar la naturalidad y espontaneidad de sus personajes, así como el entorno urbano en el que se desenvuelven.

En estos tiempos en los que la educación se evalúa y debate en la sociedad a nivel nacional, la reflexión de «Si escuchas atentamente» podría ser más confrontacional u optar por la denuncia directa, pero por el contrario se valora su opción por concentrarse en un enfoque más íntimo al entrecruzar las imágenes con las voces de sus protagonistas, no sólo dejando al descubierto los vacíos en lo escolar y vocacional, sino además el sentir de los jóvenes, sus dudas, temores y sueños, así como las carencias y ausencias familiares.

La ternura, la nostalgia y hasta el humor hacen que esta apuesta se sienta tan reveladora y fresca, como real y vigente.

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

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