«No somos malos perdedores. Se trata de los fundamentos de la democracia y del Estado de derecho», justificó Heinz-Christian Strache, líder del Partido de la Libertad (FPÖ), cuyo candidato hubiera podido ser el primer jefe de Estado de extrema derecha de la Unión Europea.
Strache cree que el resultado de los sufragios del 22 de mayo debe ser reconsiderado por motivos de «enormes irregularidades» y de «fallos», que el partido envió a un grupo de juristas para comprobar y analizar.
El Tribunal Constitucional recibió este miércoles, último día legal para impugnar los resultados de la elección, un recurso de 150 páginas, resultado de estas comprobaciones.
La instancia tiene ahora cuatro semanas para validar o invalidar la votación, cuando el vencedor, el ecologista Alexander Van der Bellen, debe asumir sus funciones el 8 de julio.
El candidato del FPÖ, Norbert Hofer, de 45 años y a menudo considerado la cara amable de la formación de ultraderecha, obtuvo el 49,7% de los votos frente al 50,3% de Van der Bellen, antiguo líder de los Verdes austriacos que se presentó como candidato independiente.
«Sin estas irregularidades y estos fallos, (Norbert) Hofer podría haberse convertido en presidente», afirmó Strache.
Los dos candidatos habían desempatado en el recuento de los votos por correo, escrutados el lunes 23 de mayo. En cabeza en el recuento del domingo, Hofer se quedó finalmente atrás por 30.863 votos, según el cómputo oficial decretado el 1 de junio.
– Reacciones violentas –
El voto por correspondencia, abierto a todos los ciudadanos austriacos y que representó el 16,7% de los sufragios de la segunda vuelta, es tradicionalmente poco favorable a la ultraderecha en Austria.
En especial, el FPÖ recurre a las modalidades de recuento de este voto, afirmando que en algunas circunscripciones, los boletines postales se abrieron demasiado pronto.
«Con todas las irregularidades que existen hoy, (la corrección hecha a partir del recurso) debería superar los 30.000 votos», consideró el sábado Strache.
Después de su ajustada derrota, el FPÖ pidió a sus seguidores moderar sus declaraciones. Algunos de ellos hablaban ya de manipulación del escrutinio y pedían acciones violentas contra Van der Bellen, de quien publicaron la dirección en la popular página de Facebook del líder del FPÖ.
Cerca de uno de cada dos electores austriacos votó en la segunda vuelta por el FPÖ, uno de los partidos de ultraderecha más potentes electoralmente en Europa.
Con solo el 21,3% de los votos en la primera vuelta, muy por detrás de Norbert Hofer que obtuvo el 35%, Van der Bellen, de 72 años, consiguió ajustar la distancia en la segunda votación, gracias a una alta participación y a importantes trasferencias de votos de los electores de los partidos en el poder, cuyos candidatos fueron eliminados en la primera fase.
El FPÖ, que sube en cabeza en las encuestas para las legislativas desde hace varios meses, espera obtener la cancillería, centro ejecutivo del poder, durante las próximas elecciones previstas para 2018 como muy tarde.
En caso de invalidación total o parcial de la votación, Van der Bellen no podría tomar posesión de su cargo y el gobierno interino estaría asegurado colectivamente por el presidente y los dos vicepresidentes del Consejo Nacional, la cámara baja del parlamento.
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