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Según los últimos datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) -la cual agrupa 34 naciones miembros entre los cuales se encuentra Chile-, nuestro país lidera la lista de Estados con mayor cantidad de niños nacidos fuera del matrimonio.
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A pesar de que 1960 sólo el 15% de los niños que nacía en Chile correspondían a hijos de pareja fuera del matrimonio, hoy el ranking de la Ocde nos ubica en primer lugar con 71,1% , según la medición que se tomó entre el año 1995 y el 2014. Sumado a eso, en países como Chile e Irlanda, que le sigue en la lista con un 66,9%, la cifra es tan alta que podría decirse que corresponden a dos tercios de los nacimientos nacionales.
¿A qué se debe este fenómeno?
Por un lado, la Dra. Carmen Domínguez -directora del Centro UC de la Familia- postula que este 71,1% es un dato muy interesante, pues Chile tiene la cifra más alta de las 34 naciones Ocde, alejándose de muchos países desarrollados como: Alemania (35%), Estados Unidos (40,2%) o Japón con apenas un 2,3%.
“Las causas son variadas y complejas como todo lo que tiene que ver con tratar de identificar la evolución que está teniendo la familia y las estructuras familiares en Chile. Lamentablemente carecemos de datos demográficos y duros en términos de las fortalezas o los desafíos que deberían enfrentar las familias nacionales”, explica. Además, la también profesora titular de la facultad de Derecho UC postula que “La responsabilidad de hacer algo en esta materia, solo recae sobre el Estado”.
La Dra. Domínguez además aclara que si miramos la composición de las familias detrás de los niños nacidos fuera del matrimonio, se haría evidente que la mayoría están a cargo de una madre soltera o tienen un patrón de padre descomprometido y/o ausente.
“Según ciertos estudios, estos casos se caracterizan por ausentismo paterno que incluye desde no estar presente en su vida cotidiana, no pagar pensiones alimenticias (lo cual supera el 50% de incumplimiento en el país), a no haber reconocido a sus hijos”, afirma agregando que “la figura del varón descomprometido, tiene como consecuencia no contraer matrimonio, ni generar relación con la madre”.
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En segundo lugar, cuenta que también uno podría decir que hay un aumento de la convivencia entre las parejas chilenas en los últimos 10 años, lo cual se traduce en que un gran porcentaje no ha querido contraer matrimonio, pero sí tener hijos.
“Estamos teniendo un cambio en la estructura familiar. Tenemos obviamente un aumento de hogares únicos monoparentales, tenemos una disminución de la tasa de nupcialidad, y que no es solo en térmicos de nupcialidad civil, si no que también de la religiosa”, dice sumando que en Chile esta es cada vez “más importante y aceleradas que en países europeos, copiando la política de familia con 1 ó 2 hijos máximo”.
Finalmente, comenta que las políticas públicas cumplirían su rol en este tema, pues según más oportunidades tenga una familia, más o menos hijos tendrán. “En Chile motivan e inducen a no tener hijos o contraer matrimonio. Por decir un caso, los subsidios para acceder a vivienda social, puntuan más alto para las solteras que las casadas. Obviamente esa política induce a un comportamiento de rechazo”, concluye.
El otro lado de la libreta
Según Ricardi Viteri, director de Separados Chile, una de las causas de por qué lideramos como país esta lista es que derechamente el matrimonio va en baja. “Según los datos que nos brinda el poder judicial y el Registro Civil se ha registrado una baja bastante fuere en los matrimonios, a las cuales el Acuerdo de Vida en Pareja, les disminuye aún más la cifra total”, reflexiona.
El profesional, que está separado de hecho, tiene la tesis de que históricamente Chile se ha caracterizado por ser un país de infieles, siendo esta una de las principales razones que explican los quiebres matrimoniales. “La infidelidad sucede desde la época de la colonia y son los infieles los que muchas veces conciben hijos fuera del matrimonio por la doble vida que llevan, o en el contexto de una pareja luego de haberse divorciado”, aclara agregando “que nazcan tantos niños fuera del matrimonio también se debe a que muchos chilenos no están de acuerdo con la institución matrimonial, ni con formalizar su relación bajo el alero de la ley, por lo que mantienen su convivencia de hecho”.
“Chile perdió la fe en las instituciones, es cosa de ver las estadísticas. En 1990 habían entre 104 y 105 mil matrimonios anuales y hoy día rasguñamos entre los 60 y 55 mil, de los cuales entre 10 y 15 mil corresponden apersonas divorciadas por la ley que vuelven a casarse, porque aún creen en lo que significa el matrimonio. Lo paradógico es que la Ley de Divorcio es la que mantiene una cifra digna en términos de institución matrimonial. Si no, solo seguiría yendo en baja”, agrega.
¿Es el fin de las instituciones?
Según Felipe Gálvez, académico del Departamento de Sicología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, en el país estamos viviendo una “desritualización” del matrimonio como formato, más para tener hijos.
“Hay un desencanto en las grandes instituciones y el matrimonio legal y por la iglesia, se encausa en esto. Antes si una pareja esperaba un hijo antes del matrimonio, se casaban de inmediato buscando un mayor orden y beneficios para sus hijos, pero eso hoy en día parece poco necesario”, explica. “La gente deja de casarse porque ya no se sienten obligados y a pesar de que, Chile es un país con altas tasas de embarazos adolescente, esto no está ya más asociado al matrimonio como un siguiente paso, como sí lo era hace 10 años”, enfatiza.
“El matrimonio es impopular en la juventud, pero es parte de adaptarse a una nueva era y lógica que todavía está en evolución y búsqueda sobre cuál será la forma final. Lo mismo pasa con otras prácticas”, declara.
“Hoy ya no tiene sentido tener hijos dentro o fuera del matrimonio, porque la gente se aún lo hace, es en pro de recuperar lo romántico del gesto, que de verlo como un requisito para poder procrear”, finaliza Gálvez.
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